La falta de control del desarrollo urbano del comienzo industrial

Octubre 2022

Para corregir la tendencia de expansión desordenada, el Plan Director de la Subregión Monterrey de 1967 (Exápolis 2000) había previsto una configuración policéntrica tentacular y la tipificación y serialización de los componentes urbanos1. Ya que, a pesar de los condicionantes geométricos estipulados desde la fundación de la ciudad2 (una legua cuadrada3), conservados por la rectificación reticular del trazado de Isidoro Epstein (1865)4, el desorden urbano se había iniciado a partir de la industrialización al final del siglo XIX. Aunque el gobernador Bernardo Reyes “logró liberar el régimen inmobiliario y el aparato productivo; (…) la exención de impuestos a los empresarios que invirtieran en Monterrey [y] el impulso al desarrollo del transporte -en particular del ferrocarril- [provocaron al norte de la ciudad existente] el surgimiento de grandes zonas industriales que fragmentaron la ciudad. (…) Su estructura geométrica y alineamiento se definieron por los límites entre haciendas, poblados y ejidos, así como por caminos y vías férreas trazados para comunicar a las poblaciones con los centros de trabajo”5. Así que, si la explosión demográfica y el aumento de la actividad económica consolidaron rápidamente un mercado de consumo local muy atractivo, la falta de control del desarrollo obstaculizó la extensión ordenada de la ciudad6

Entre 1900 y 1930 Monterrey duplica su población pasando de 72,000 a 148,000 habitantes, y comienza a extenderse alrededor del entramado reticular medio vacío del núcleo histórico de la ciudad, hasta alcanzar una superficie de 1,780 Ha. El impacto territorial de esa expansión queda registrado en la cartografía, que corrobora la fractura del tejido y el desorden funcional de la incipiente metrópoli (Fig. 1022-01). “Las fábricas, las viviendas de los obreros, las vías del ferrocarril primero y las carreteras se distribuyen desordenadamente por el espacio urbano (…). Los espacios habitacionales de los trabajadores [quedan] entre el ferrocarril y la fábrica”7. No obstante, la decisión de controlar el desarrollo urbano se difiere hasta la gestión del gobernador Aarón Sáenz (1927-1931)8; se publica entonces el Reglamento de la Ley de Planificación de la Ciudad de Monterrey (1927) redactado por Carlos Contreras Elizondo, urbanista mexicano graduado de Columbia University (1921); quien, además, “hizo algunos esbozos para un Plano Regulador de la ciudad9”. 

Figura 1022-01. Plano general de la Ciudad de Monterrey y sus ejidos de noviembre de 1930 de Rodolfo González V. La expansión alrededor de la retícula de 1865 había perdido homogeneidad y continuidad las primeras décadas del siglo XX


Aunque el reglamento aclara que “la planificación (…) tiene por objeto proveer al desarrollo ordenado y armonioso de la ciudad; [y establece] una Comisión de Planificación (…) que tendrá a su cargo el estudio de todos los problemas (…) y que propondrá al Gobierno del Estado y al R. Ayuntamiento (…) las medidas que deban tomarse para la realización de la planificación de la ciudad”10; el plano oficial de Obras Públicas en 1933 registra solo el avance del desorden. El tejido urbano, que llega hasta las cabeceras municipales adyacentes de San Nicolás y Guadalupe así como al cauce del Arroyo Seco cerca del Cerro de la Campana, ni era continuo ni mucho menos homogéneo. Quizá por esto, poco tiempo después el arquitecto Carlos Contreras propone la recuperación de la configuración compacta y mono céntrica de la ciudad tradicional, como veremos en el siguiente artículo (Fig. 1022-02)11.


Figura 1022-02. Plano General de la ciudad de Monterrey, levantado por la Dirección Municipal de Obras Públicas el año de 1933 y aprobado por la Comisión de Planificación en enero de 1934 (Copiado del original del Archivo del Estado por el arquitecto Héctor Domínguez).






1. El Plan Director de 1967 previó una población de 5’200,000 habitantes y una extensión de 41,728 Ha en el año 2000. EL PLAN DIRECTOR DE LA SUB REGIÓN MONTERREY. Imprenta y Editorial Plata, S. A. Monterrey, 1967. Cuadro F, pág. 33

2. Armando V. FLORES SALAZAR, La arquitectura en el Acta de Fundación de Monterrey, Ciencia UANL / año 14, número 3, julio-septiembre 2011. Universidad Autónoma de Nuevo León, Monterrey, 2011. Pág. 238, col. 2, párr 4. 40219049003.pdf

3. Una legua equivale a 4,828 metros. Así, aunque la superficie inicial del municipio era de 2,330 Ha. aproximadamente, según la última delimitación fijada por el Congreso del Estado de Nuevo León en 1998 “cuenta con una extensión de 33,899.85 Ha.”. Gabriel Eugenio TODD ALANÍS, Plan de Desarrollo Urbano del Municipio de Monterrey 2013-2025. Monterrey, 2014. Pág. 11, párr. 2. https://portal.monterrey.gob.mx/pdf/2013_2025.pdf
 
4. “Epstein genera una carta en donde por primera vez se ven dibujadas no sólo las manzanas de la ciudad de entonces, sino también los ensanches (…), que eran las zonas hacia donde la ciudad debería crecer. Se plantea un crecimiento y organización mediante una trama reticular”. Cecilia GARZA ANDONIE, La conquista de la sombra, Hilando la fragmentación urbana en Monterrey, Nuevo León, México, Tesina de Máster MBArch Urbanismo Departamento de Urbanismo y Ordenación del Territorio ETSAB - Universidad Politécnica de Cataluña, Barcelona, 2018. Pág. 48, párr. 1 y pág. 49, figura 11

5. Carlos Estuardo APARICIO MORENO, María Estela ORTEGA RUBÍ, Efrén SANDOVAL HERNÁNDEZ, La segregación socio-espacial en Monterrey a lo largo de su proceso de metropolización en Región y sociedad / año xxiii / no. 52. 2011. Pág. 186, párr. 2. Pág. 189, párr. 2

6. “En 1902 el Estado [de Nuevo León] contribuyó con 13.5 por ciento del valor de la producción industrial, por encima del aporte del Distrito Federal y el Estado de México”. Camilo CONTRERAS DELGADO, Geografía de Nuevo León, Fondo Editorial de Nuevo León, Monterrey, 2007. Pág.151, párr. 2 y 4

7. Gustavo Herón PEREZ DANIEL, La ciudad de Monterrey y los discursos locales de modernización. Reconstruyendo la esfera pública en 1933. Estudios de Historia Moderna y Contemporánea de México, n. 42, julio-diciembre 2011. Pág. 83, párr. 2

8. “El Estado es el que ordena los problemas urbanos, trata y gestiona los asuntos urbanos, tanto en lo político como en lo económico y lo técnico”. Ibídem. Pág. 84, párr. 1

9. INSTITUTO DE ESTUDIOS SOCIALES DE MONTERREY, A. C.- Anteproyecto de Zonificación y Densidad de Población en Apuntes para del Plano Regulador de Monterrey, Impresora del Norte, Monterrey, 1945-1950. Pág. 3, col. 1, párr. 2

10. Carlos CONTRERAS, Reglamentación de la Ley de Planificación de la Ciudad de Monterrey, Planificación, Revista Mensual, Tomo 1, Número 7, Imprenta Mundial, México, 1928. Capítulo 1, artículo 1; y capítulo 2, artículo 3. Pág. 23.
https://fa.unam.mx/editorial/wordpress/wp-content/Files/raices/RD07/revistas/PLANIFICACION_07.pdf

11. “Contreras desarrolló varios proyectos: la Planificación Nacional para la República Mexicana (1925), el Plano Regulador de Monterrey y la Ley de Planificación (1927)”. Alejandrina ESCUDERO, Carlos Contreras: la ciudad deseada, Revistas UNAM, México. Pág. 18, col.1, párr. 2 file:///C:/Users/Dell/Downloads/mariacanal,+4_CarlosContreras.pdf

Configuración geométrica tentacular del Plan Director 1967

Septiembre 2022

La excesiva extensión y fractura que provocaron pérdida de calidad de vida y competitividad de la conurbación regiomontana hoy confirma la urgencia de regeneración de la región metropolitana; como se recomienda en algunos artículos recientes de metropolisregia.com, y corrobora el Instituto Mexicano para la Competitividad A.C.1 (Fig. 0922-01). Premura que las autoridades del Estado de Nuevo León asumieron antes publicando el Programa de Ordenación de la Zona Metropolitana de Monterrey en 2018 (MONTERREY METROPOLITANO 2040). En el cual se documenta una metrópoli que tenía 2’500,000 habitantes y superficie de 36,000 Ha de nueve municipios contiguos de la capital del estado en 1986; pero en 2015 había aumentado a 4’600,000 habitantes y 161,000 Ha de diez y ocho municipios, de las que 11,500 Ha eran baldíos (7.14%)2. Consolidación de desorden urbano que se agrava desde hace más de treinta años con el aumento de 184% de población, de 447% de superficie, y la disminución de 41% de la densidad de 70 a 29 hab/Ha; así como por un proceso de expansión fortuito y una configuración geométrica dispersa de la ciudad (Fig. 0922-02).​

Figura 0922-01. La Diapositiva 23 de la Presentación ICU 2021 informa que en el grupo de competitividad urbana de las ciudades de más de un millón de habitantes del país, Guadalajara y Querétaro ascendieron cuatro y dos lugares respectivamente, mientras que Monterrey descendió dos, del segundo al cuarto lugar



Figura 0922-02. La Zona Metropolitana de Monterrey incluye hoy diez y ocho municipios: Apodaca, García, General Escobedo, Guadalupe, Juárez, Monterrey, San Nicolás de los Garza, San Pedro Garza García y Santa Catarina estaban desde antes de 1986. Abasolo, Cadereyta Jiménez, Ciénega de Floreas, El Carmen, General Zuazua, Hidalgo, Pesquería, Salinas Victoria y Santiago se incorporaron recientemente. Sobre el color gris de la zona urbanizada destacan los baldíos en color anaranjado. MONTERREY METROPOLITANO 2040. Programa de Ordenación de la Zona Metropolitana de Monterrey. Secretaría de Desarrollo Sustentable Nuevo León Gobierno del Estado | CAPROVI, Octubre, 2018. Diapositiva 5

 
Ahora bien, corregir el desarreglo antecedente, prevenir nuevas fracturas y evitar mayor desorden, demanda de la metrópoli no solo identificar e implementar soluciones en las áreas de mejora que señala la Presentación IMCO 2021: Derecho, Medio Ambiente, Sociedad, Sistema político, Gobierno, Relaciones internacionales e Innovación3 (Fig. 0922-03); sino disponer de instrumentos de planeamiento urbano complementarios actualizados: uno de ordenación de la escala local y otro de la regional. El primero consistiría en una colección de documentos para remediar el desorden de cada municipio de la zona metropolitana, el otro para restablecer la cohesión del conjunto. Sin embargo, no parece conveniente abordar el contenido de ninguno sin haber comentado antes algunos condicionantes de ordenación urbana y regional: por una parte los relacionados con las áreas de mejora de competitividad urbana que se acaba de mencionar, y por otra los que las autoridades denominan Ordenamiento Territorial4.

Figura 0922-03. La Diapositiva 27 de la Presentación ICU 2021 identifica las áreas de mejora de competitividad de Monterrey que están relacionadas con aspectos sociales por una parte: derecho, sociedad, sistema político, gobierno, relaciones internacionales e innovación; pero, sobre todo, con el medio ambiente natural y artificial que interesan más al desarrollo urbano y regional


Por tanto, comenzamos por analizar brevemente la propuesta de ordenación urbana y regional de Monterrey más interesante del siglo XX: el Plan Director de la Subregión Monterrey; que fue redactado por Guillermo Cortés Melo y Helios Albalate Olaria en 1967 (Exápolis 2000)5; y, por tanto, antecedente del Programa Estatal de Desarrollo Urbano Nuevo León Visión año 2030 de Gabriel Todd y Rubén Pesci, publicado en 20116 y aparentemente vigente; cuya vinculación con las áreas de oportunidad de la competitividad urbana nos interesa comentar. Porque observando la sugestiva configuración tentacular del Plan Director de 1967, destaca sobre todo el objetivo morfológico del proyecto durante el proceso de expansión y la conformación de la metrópoli regiomontana. Porque más que la recuperación de la geometría radio-concéntrica -que se habría logrado corrigiendo el desorden de la ciudad existente, el de los núcleos municipales adyacentes y su entorno natural-; la geometría tentacular de Cortés Melo y Albalate Olaria pretendía evitar el “orden gigantesco y estratificado” que reprobaba Lynch y comentamos el mes pasado7. De ahí que la ordenación de Exápolis 2000 asociaba los proyectos de cinco ciudades nuevas al sistema radial de comunicaciones de la periferia de Monterrey; pero articulando el conjunto no solo con los accidentes irreductibles de la orografía propia, sino sobre todo mediante algunas reservas de suelo agrícola localizadas estratégicamente8 (Fig. 0922-04).

La morfología tentacular conseguía no solo la delimitación de las seis ciudades, sino la conformación completa cada una con los componentes urbanos de producción, vivienda y equipamiento social; pero, además, una estructura funcional y formal muy adecuada para la naciente metrópoli del sector terciario, que también favorecía la competitividad urbana y regional. Lo veremos más detenidamente en el siguiente artículo.

Figura 0922-04. El Plan Director de la Subregión Monterrey de 1967 (Exápolis 2000) de Guillermo Cortes Melo y Helios Albalate Olaria había previsto una metrópolis de seis ciudades y alrededor de dos millones de habitantes. Del núcleo existente (Ciudad Central) se desarrollaría cinco ciudades completas (Ciudades Federación) aprovechando el sistema de comunicaciones radial. El conjunto quedaría interconectado por un anillo periférico. La configuración radio concéntrica incompleta (tentacular) respondía a la orografía propia, complementada con reservas de suelo agrícola y parques. Figura de la portada. Imprenta y Editorial Plata, S. A. Monterrey, 1967





1. Diapositiva 23 de ICU 2021 Presentación https://api.imco.org.mx/

2. MONTERREY METROPOLITANO 2040. Programa de Ordenación de la Zona Metropolitana de Monterrey. Secretaría de Desarrollo Sustentable Nuevo León Gobierno del Estado | CAPROVI, Octubre, 2018. Diapositiva 8 y 10

3. Diapositiva 27 de ICU 2021 Presentación https://api.imco.org.mx/

4. La Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (SEDATU) citando la legislación federal (LGAHOTDU, 2016) denomina “Ordenamiento Territorial” a la “política pública que tiene como objeto la ocupación y utilización racional del territorio como base espacial de las estrategias de desarrollo socioeconómico y la preservación ambiental”. Pág. 335, col. 1, párr. 4 https://www.gob.mx/cms/uploads/attachment/file/632547/ENOT._versio_n_extensa._26.2.21-Abr-.pdf

5. El Plan Director de la Subregión Monterrey Exápolis 2000. Imprenta y Editorial Plata, S. A. Monterrey, 1967
  
6. Es importante aclarar que la propuesta de Todd y Pesci fue aprobada y registrada en 2014 por el Programa Estatal de Desarrollo Urbano Región Nuevo León 2030 PRODU-NL 2030 de Fernando Gutiérrez Moreno y Roberto García Ortega

7. Cfr. Kevin LINCH, La imagen de la ciudad. Editorial Gustavo Gili, SA, Barcelona, 1984. Pág. 146, párr. 2 y 3

8. Es interesante el concepto de ciudad de Gastón BARDET que propone el Plan Director de la Subregión Monterrey, con el de partes completas de ciudad que explica Aldo ROSSI en La arquitectura de la ciudad. Editorial Gustavo Gili, SL, Barcelona, 2015. Versión castellana: Josep María Ferrer-Ferrer y Salvador Tarragó Cid

La regeneración de la zona metropolitana de Monterrey

Agosto 2022

La regeneración de la estructura urbana de Monterrey no podría ser el resultado de un proceso fortuito, semejante a la expansión que produjo el desorden actual -su extensión desmesurada, discontinua y uniforme- bajo la influencia de factores adversos y contrapuestos de mercado que ignoraron los condicionantes de desarrollo urbano y regional1. Por el contrario, para revertirlo sería necesario remediar la dispersión la zona metropolitana, aplicando un plan de desarrollo urbano que corrija la indeterminación funcional y formal, y la falta de articulación del conjunto. Que al configurar partes completas y más compactas de ciudad resuelva las inconsistencias de los componentes de vivienda, producción y equipamiento social; y, que al compensar su desconexión consiga la complementariedad del conjunto2. Un proyecto de redistribución de población y edificación en el espacio aun vacío de la conurbación, a pesar de la dificultad de diseñar simultáneamente la escala local y regional de una superficie que hoy excede 160,000 Ha. 

Observando el crecimiento de las ciudades europeas y americanas, Gastón Bardet y Kevin Lynch habían sugerido algo semejante al término de II Guerra Mundial3. El primero cuando decía que, “agregando ceros a la derecha de la cifra que dimensiona un elemento, no se obtiene este mismo elemento agrandado sino un elemento de otra naturaleza, de otra estructura, regido por otras leyes. (…) Lo que es totalmente lógico. (…) Si se amplía concéntricamente la masa, se deben ampliar también concéntricamente los nodos o centros secundarios”4. Mientras que, por su parte Kevin Lynch, destacando que “resultan raros lo medios imaginables de gran escala. Pero la organización espacial de la vida contemporánea, la rapidez del movimiento y la velocidad y la escala de la nueva construcción, (…) hace posible y necesario elaborar estos medios ambientes mediante un diseño consciente. [Por tanto] es evidente que la forma de una ciudad o de una metrópoli no debe exhibir un orden gigantesco y estratificado. [Y, aunque] pocas veces se intenta (…) diseñar una forma de esta naturaleza; el problema de su totalidad es descuidado o queda relegado a la aplicación ocasional de principios arquitectónicos o de planeamiento del terreno”5.

De lo anterior, se podría deducir la disparidad de opinión de los autores citados, pero sobre todo la diferencia que hay entre una ciudad de gran tamaño y una conurbación. Así que, por lo que toca a la disciplina del Urbanismo, si ciudad y metrópoli son distintas, también deben serlo contenido y objetivos del planeamiento de las escalas urbana y regional. Por tanto, ya en el caso de la Zona Metropolitana Monterrey, convendría enfatizar no solo la diferencia de escala de los planes de desarrollo urbano de las partes y el conjunto de la zona metropolitana; sino, además la vinculación de las propuestas de desarrollo urbano y regional, revisando la complementariedad de las herramientas de planeamiento de la metrópoli y cada una de sus partes. Y, como consecuencia, no solo evitar la expansión radioconcéntrica aleatoria del centro histórico de la ciudad; sino aplicar un plan de desarrollo de la zona metropolitana que consolide partes de ciudad completas a partir de los núcleos de las cabeceras municipales adyacentes6.

Por eso, después de haber observado la dispersión del trazado rectangular de Monterrey inducida por el crecimiento industrial y manufacturero la primera mitad del siglo XX7 (Fig. 0822-01), asumiendo lo que decía Lynch aunque quizá todavía más las teorías de topografía social y escalonamiento de los sistemas de Gastón Bardet; Guillermo Cortes Melo y Helios Albalate Olaria habían planeado la expansión de la ciudad con el Plan Director de la Subregión Monterrey de 1967 (Exápolis 2000). Se trataba de una zona metropolitana conformada por seis ciudades con todos sus componentes -vivienda y actividades productivas, centros urbanos con equipamientos e infraestructuras- apoyada en el sistema de comunicaciones radial, pero articulada por la orografía propia y algunas reservas de suelo para uso agrícola y áreas verdes. La singular configuración geométrica tentacular habría resultado de la expansión radio concéntrica, así como de la incorporación de los elementos de la geografía regional8 (Fig. 0822-02).

Figura 0822-01. Plano de la Ciudad de Monterrey, Nuevo León, México de 1965. Si bien, el trazado reticular del núcleo histórico era todavía reconocible, la discontinuidad y fragmentación caracterizaban ya el desarrollo urbano de la ciudad

Figura 0822-02. El Plan Director de la Subregión Monterrey de Guillermo Cortes Melo y Helios Albalate Olaria, había previsto la conformación de una metrópolis de seis ciudades y aproximadamente dos millones de habitantes para el año 2000 (Exápolis 2000). De la configuración dispersa de la ciudad existente (Ciudad Central) se desarrollaría cinco ciudades completas (Ciudades Federación) aprovechando la estructura radial. El conjunto estaría limitado e interconectado con un anillo periférico. La morfología tentacular –una configuración radio concéntrica incompleta- quedaba determinada por la orografía propia. Los elementos naturales de articulación -la Sierra Madre, el Cerro de las Mitras, el Cerro del Topo y el Cerro de la Silla- se complementarían con otros artificiales -reservas de suelo agrícola y parques- al Noreste y el Este. Plan Director de la Subregión Monterrey. Figura de Portada. Imprenta y Editorial Plata, S. A. Monterrey, 1967





1. El proceso de conurbación de la región, de integración urbana de la capital del Estado de Nuevo León y los municipios contiguos, tuvo lugar durante la segunda mitad del siglo XX

2. Cfr. MONTERREY METROPOLITANO 2040. Programa de Ordenación de la Zona Metropolitana de Monterrey. Secretaría de Desarrollo Sustentable Nuevo León Gobierno del Estado | CAPROVI, Octubre, 2018

3. En realidad la opinión de Bardet sigue a la de Poëte: “Debemos señalar también que entre una ciudad grande y una pequeña no existe tanto una diferencia de grado como una diferencia de tipo”. Cfr. Marcel POËTE, Introducción al urbanismo. La evolución de las ciudades: la lección de la Antigüedad. Fundación Caja de Arquitectos, Barcelona, 2011. Pág. 32, párr. 2
  
4. Gastón BARDET, El Nuevo Urbanismo. Traducción Helios ALBALATE OLARIA, Universidad Autónoma de Nuevo León, Monterrey, 2010. Pág. 241, párr. 5 y pág. 242, párr. 1
 
5. Kevin LINCH, La imagen de la ciudad. Editorial Gustavo Gili, SA, Barcelona, 1984. Pág. 146, párr. 2 y 3
  
6. El primer trimestre de 2020, Monterrey era el principal mercado inmobiliario industrial de México con más de 10 millones de m2; si bien con el menor desempeño de la historia. Con 168,000 2 de espacios comercializados y 462,000 2 de construcción. https://inmobiliare.com/monterrey-la-capital-industrial-de-mexico/
 
7. El trazado reticular del Centro Histórico de Monterrey fue proyectado por Isidoro Epstein en 1865. “El plano topográfico de formato cuadrado lo imprimió la Compañía Mayer de Nueva York, la escala gráfica fue en metros, presenta la traza urbana existente con nombres en calles y plazas y diferencia por color a la trama planificada para el futuro crecimiento, ésta, carente de datos”. Armando FLORES SALAZAR, La modernidad en dos planos de Monterrey, CIENCIA UANL / AÑO 18, No. 75, SEPTIEMBRE-OCTUBRE 2015.  https://cienciauanl.uanl.mx/?p=4811

8. El Plan Director de la Subregión Monterrey. Imprenta y Editorial Plata, S. A. Monterrey, 1967

La desarticulación de la metrópolis regiomontana 1970-2020

Julio 2022

El crecimiento acelerado y disperso ha sido uno de los condicionantes de la ordenación urbana de Monterrey desde las últimas décadas del siglo XX. Lo confirma la comparación de los datos de población, superficie ocupada y geometría de la naciente metrópoli de los años setenta, con los de la conurbación actual. Según Roberto García Ortega, la ciudad tenía “1.3 millones de habitantes, y cubría una superficie aproximada de 17 mil 300 hectáreas”1 en 1970; mientras que la Secretaría de Desarrollo Sustentable notificó de una zona metropolitana de alrededor de 5.1 millones de habitantes y 170,000 hectáreas en 20182. Se puede ver que la población creció cerca de cuatro veces y la huella casi diez, absorbiendo diez y siete municipios inmediatos de la capital del Estado de Nuevo León, en un período de tiempo relativamente corto. Como consecuencia, la densidad de población se contrajo sesenta por ciento: de setenta y cinco bajó a treinta habitantes por hectárea. Y si la variable estadística de población y superficie no basta, la consolidación incompleta del suelo urbano corrobora la magnitud del desorden; porque la expansión del tejido edificado ha dejado cerca de once mil hectáreas de terreno baldío: más o menos quince por ciento de la superficie de la metrópoli actual3

 Ahora bien, en correspondencia con el parámetro anterior, la información de algunos documentos expresa gráficamente la irregularidad geométrica de la expansión. Por una parte, el plano del Área Metropolitana de Monterrey del Plan Director de la Subregión Monterrey4 -publicado por Guillermo Cortés Melo y Helios Albalate Olaria en 1967- representa el crecimiento desarticulado de la mancha urbana hacia la mitad del siglo pasado (Fig. 0722-01); pero otro de la presentación de diapositivas Monterrey Metropolitano 2040 de la Secretaría de Desarrollo Sustentable5, su interacción con la orografía regional en 2018. A pesar de las restricciones del planeamiento oficial, la conurbación rodeaba ya los cerros de las Mitras y el Topo e invadía el Cañón de Huajuco, alargando su irregularidad al norte del río Pesquería y al oriente por el cauce del río Santa Catarina (Fig.0722-02). En los documentos citados se observa la periferia fragmentada de una metrópoli creciendo sin control. Se comprueba la configuración aleatoria que provocan las actuaciones urbanas: el desarreglo morfológico de una superficie desarticulada y predominantemente monofuncional, resultado de la promoción sucesiva pero no programada de innumerables conjuntos de vivienda social unifamiliar -aislada o contigua-, con escasa previsión de suelo para áreas verdes y equipamiento educativo y social. 

Figura 0722-01. Plano del Área Metropolitana de Monterrey de 1967. El color gris señala el área urbana edificada, mientras el color rojo los fraccionamientos de vivienda aprobados entre 1961 y 1966 


Pero el desarreglo morfológico descrito compromete a diversos actores del desarrollo urbano. Se debe en primer lugar a diferentes instancias de la autoridad pública, por insuficiencia normativa y administrativa del planeamiento oficial. En segundo a muchos promotores, por desobediencia de la legislación y los programas y planes regionales y municipales. Finalmente a los responsables del propio proyecto urbano, por la autonomía del diseño del planeamiento parcial que produjo la fractura del tejido urbano. Y, aunque estos tres factores fueron responsables, contribuyeron al desorden de forma diversa. Entre ellos, sin embargo, el último fue quizá el más desfavorable de la conformación de la estructura urbana. Por un lado, las arbitrariedades del proyecto impidieron su congruencia funcional, la distribución equilibrada de los usos y funciones urbanos en el territorio; y, por el otro, su caracterización formal; ya que tampoco respetó las condiciones de sostenibilidad medioambiental, sino que arrasó el entorno natural e ignoró el artificial, desvaneciendo durante la expansión la identidad policéntrica de la región.

Figura 0722-02. MONTERREY METROPOLITANO 2040. Programa de Ordenación de la Zona Metropolitana de Monterrey. Secretaría de Desarrollo Sustentable Nuevo León Gobierno del Estado | CAPROVI, Octubre, 2018. Diapositiva 5


Conviene mencionar por último, que la reciente pérdida de competitividad y calidad de vida de Monterrey está relacionada con su deterioro morfológico6; del que se deriva la tarea más urgente del planeamiento regional y municipal, la reconfiguración de la estructura urbana. Así lo determinaron el Plan Estatal de Desarrollo Urbano Nuevo León 2021 de Oscar Bulnes Valero y Helios Albalate Olaria, señalando la necesidad de desconcentrar la metrópoli y fomentar el desarrollo de diferentes polos7; y el Programa Estatal de Desarrollo Urbano Nuevo León Visión Año 2030 de Gabriel Todd Alanís y Rubén Pesci, delimitando una configuración geométrica de anillos de la zona metropolitana y las condiciones convenientes de las actuaciones urbanas, que se explicarán después8.
En efecto, hoy toca recomponer la dispersión del inmenso territorio de la conurbación, replanteando los programas y condiciones de desarrollo urbano del entorno natural y artificial. Conservar -y en la medida de lo posible regenerar- las características naturales del medio ambiente, pero expresando a la vez la dualidad morfológica de la zona metropolitana: su estructura central jerarquizada y su polaridad periférica. 





1. GARCÍA ORTEGA, Roberto. Asentamiento irregulares en Monterrey, 1970-2000, Divorcio entre planeación y gestión urbana. Revista Frontera Norte, volumen 13, número especial 2. 2000. Pág. 123, párr. 1

2. Cfr. MONTERREY METROPOLITANO 2040. Programa de Ordenación de la Zona Metropolitana de Monterrey. Secretaría de Desarrollo Sustentable Nuevo León Gobierno del Estado | CAPROVI, Octubre, 2018. Diapositiva 8

3. Vale la pena aclarar que la superficie de baldíos pudiera representar un área de oportunidad muy importante para la regeneración metropolitana de Monterrey
 
4. El Plan Director de la Subregión Monterrey. Imprenta y Editorial Plata, S. A. Monterrey, 1967. Figura 13

5. Cfr. MONTERREY METROPOLITANO 2040. Programa de Ordenación de la Zona Metropolitana de Monterrey. Secretaría de Desarrollo Sustentable Nuevo León Gobierno del Estado | CAPROVI, Octubre, 2018. Diapositiva 5

6. Ibídem. Diapositiva 10
 
7. “Un mejor ordenamiento territorial, fortalecimiento de las comunidades, fomento de polos de desarrollo y de la desconcentración urbana”. Oscar BULNES VALERO y Helios ALBALATE OLARIA, Plan Estatal de Desarrollo Urbano Nuevo León 2021. Monterrey, Diciembre 2000. Pág. 6, párr. 2

8. “La figura de los anillos (…) permite delimitar mejor (…) el tipo de actuaciones que propone el modelo”. Nuevo León Visión 2030. Programa Estatal de Desarrollo Urbano, Monterrey, N. L. 2011. Pág. 20, párr. 4


Los condicionantes de la regeneración urbana de Monterrey

Junio 2022

Parece acertado considerar que ni la proximidad geográfica de parcelario edificado, ni una agregación cualquiera de actuaciones expliquen adecuadamente la naturaleza de los “hechos urbanos”. Por más que distinguir con Aldo Rossi “diferentes cualidades nos aproxime al conocimiento de la estructura de los hechos urbanos”1, a ésta la define la relación de los componentes de la ciudad; la que condicionaba la historia y hoy pertenece al planeamiento. El cual, anticipando la configuración deseada, prevé la correspondencia funcional y formal de los componentes; resolviendo la complementariedad y coherencia de las áreas de vivienda y producción, la colocación y eficiencia de los sistemas generales de desarrollo urbano e infraestructuras. 

Y como la estructura funcional consiste en “la distribución de usos y actividades en el espacio de la ciudad y en el territorio”2; el planeamiento los acomoda conformando partes completas de ciudad y articulando el conjunto en la región. En cada parte coloca los componentes de vivienda y producción asignando suficientes áreas libres y verdes y equipamientos, ensamblando todo con el sistema de comunicaciones e infraestructuras de servicios municipales. Además, como la estructura formal constituye la identidad de la ciudad o imagen urbana, también (el planeamiento) la rescata del anonimato provocado por el crecimiento exagerado del siglo XX; replanteando densidades de población proporcionadas en el núcleo central, articulando las inmensas superficies urbanizadas del perímetro. Pero lo logra solo si restituye las condiciones de sostenibilidad de “los elementos (naturales o artificiales) que dan forma al territorio [y] se relacionan y refuerzan entre sí”3. De los naturales sobre todo la geografía propia (orografía e hidrografía, clima, flora y fauna, etc.); de los artificiales principalmente la historia (huella de la antropización).  

Sin embargo, al repasar los conceptos anteriores de la teoría del Urbanismo salta a la vista el alarmante desorden urbano de la Zona Metropolitana de Monterrey. Que inició como se sabe durante la conformación de la metrópoli las últimas décadas del siglo pasado, y solo es posible corregir impidiendo su avance y recuperando la ordenación de la superficie urbanizada. 

Se trata por tanto de corroborar la incoherencia de la estructura existente, y replantear los condicionantes del desarrollo urbano al mismo tiempo que se promueve la sutura del tejido fracturado. En cuanto a lo primero, destaca la falta de control de la expansión debida al rezago del planeamiento; porque derivó en la urbanización de grandes extensiones de suelo, con una configuración funcional desequilibrada e identidad formal sin articulación meritoria. Para lo segundo, la necesidad de remodelar las áreas edificadas, y desarraigar la tendencia del crecimiento anárquico y la monofuncionalidad; promoviendo actuaciones con mayor densidad de población, y tipologías plurifamiliares de vivienda bien equipadas, adecuando también las infraestructuras y los sistemas de comunicaciones existentes de la conurbación4. A lo cual, finalmente, hay que añadir propuestas para la renovación de la estructura formal, que restablezcan las condiciones de sostenibilidad del medio ambiente natural, y rehabiliten la articulación policéntrica y la herencia edificatoria de la zona metropolitana. No obstante, lo más importante será asegurar la ordenación urbana y regional implementando un control más estricto de la redacción y aplicación del planeamiento. 

Figura 0622-01. Esquema de la estructura metropolitana de Monterrey, según el Programa Estatal de Desarrollo Urbano Región Nuevo León 2030 (aprobado en 2014). Además de señalar las restricciones de la orografía y la extensión de la mancha urbana; el diagrama ilustra las principales condicionantes del planeamiento para la regeneración de la estructura funcional y formal de la Zona Metropolitana de Monterrey. La corrección de la estructura funcional destacando las características e importancia del sistema de comunicaciones y algunos equipamientos e infraestructuras de la conurbación; y la recuperación de la identidad formal de la metrópoli mediante la rehabilitación y articulación del sistema policéntrico5.



Para concluir, se debe señalar que la brevedad de estas publicaciones ha llevado a enunciar apenas los condicionantes y propuestas de desarrollo urbano de la conurbación regiomontana; por lo que profundizar en ellos será objeto de los siguientes artículos de metropolisregia.com




1. Aldo ROSSI, La arquitectura de la ciudad. Editorial Gustavo Gili, SL, Barcelona, 2015. Capítulo segundo, Los elementos primarios y el área. Pág. 2, párr. 6

2. José LUQUE VALDIVIA, Construcción de la ciudad y planeamiento urbano. Departamento de Urbanismo de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la Universidad de Navarra. Multiva Baja (Navarra), 2001. Pág. 63, párr. 10

3.  Ibídem. Pág. 57, párr. 7 y pág. 64, párr. 3

4. “Se trata de tres conjuntos o sistemas de elementos de diversa naturaleza que tienen en común su capacidad de determinar el desarrollo urbano”. José LUQUE VALDIVIA, Construcción de la ciudad y planeamiento urbano. Departamento de Urbanismo de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la Universidad de Navarra. Multiva Baja (Navarra), 2001.  Pág. 57, párr. 10

5. Programa Estatal de Desarrollo Urbano Región Nuevo León 2030 PRODU-NL 2030, Fernando Gutiérrez Moreno, Roberto García Ortega. Pág. 106, párr. 5 y 6