Julio 2022
El crecimiento acelerado y disperso ha sido uno de los condicionantes de la ordenación urbana de Monterrey desde las últimas décadas del siglo XX. Lo confirma la comparación de los datos de población, superficie ocupada y geometría de la naciente metrópoli de los años setenta, con los de la conurbación actual. Según Roberto García Ortega, la ciudad tenía “1.3 millones de habitantes, y cubría una superficie aproximada de 17 mil 300 hectáreas”1 en 1970; mientras que la Secretaría de Desarrollo Sustentable notificó de una zona metropolitana de alrededor de 5.1 millones de habitantes y 170,000 hectáreas en 20182. Se puede ver que la población creció cerca de cuatro veces y la huella casi diez, absorbiendo diez y siete municipios inmediatos de la capital del Estado de Nuevo León, en un período de tiempo relativamente corto. Como consecuencia, la densidad de población se contrajo sesenta por ciento: de setenta y cinco bajó a treinta habitantes por hectárea. Y si la variable estadística de población y superficie no basta, la consolidación incompleta del suelo urbano corrobora la magnitud del desorden; porque la expansión del tejido edificado ha dejado cerca de once mil hectáreas de terreno baldío: más o menos quince por ciento de la superficie de la metrópoli actual3.
Ahora bien, en correspondencia con el parámetro anterior, la información de algunos documentos expresa gráficamente la irregularidad geométrica de la expansión. Por una parte, el plano del Área Metropolitana de Monterrey del Plan Director de la Subregión Monterrey4 -publicado por Guillermo Cortés Melo y Helios Albalate Olaria en 1967- representa el crecimiento desarticulado de la mancha urbana hacia la mitad del siglo pasado (Fig. 0722-01); pero otro de la presentación de diapositivas Monterrey Metropolitano 2040 de la Secretaría de Desarrollo Sustentable5, su interacción con la orografía regional en 2018. A pesar de las restricciones del planeamiento oficial, la conurbación rodeaba ya los cerros de las Mitras y el Topo e invadía el Cañón de Huajuco, alargando su irregularidad al norte del río Pesquería y al oriente por el cauce del río Santa Catarina (Fig.0722-02). En los documentos citados se observa la periferia fragmentada de una metrópoli creciendo sin control. Se comprueba la configuración aleatoria que provocan las actuaciones urbanas: el desarreglo morfológico de una superficie desarticulada y predominantemente monofuncional, resultado de la promoción sucesiva pero no programada de innumerables conjuntos de vivienda social unifamiliar -aislada o contigua-, con escasa previsión de suelo para áreas verdes y equipamiento educativo y social.
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Figura
0722-01. Plano del Área Metropolitana de Monterrey de 1967. El color gris
señala el área urbana edificada, mientras el color rojo los fraccionamientos de
vivienda aprobados entre 1961 y 1966 |
Pero el desarreglo morfológico descrito compromete a diversos actores del desarrollo urbano. Se debe en primer lugar a diferentes instancias de la autoridad pública, por insuficiencia normativa y administrativa del planeamiento oficial. En segundo a muchos promotores, por desobediencia de la legislación y los programas y planes regionales y municipales. Finalmente a los responsables del propio proyecto urbano, por la autonomía del diseño del planeamiento parcial que produjo la fractura del tejido urbano. Y, aunque estos tres factores fueron responsables, contribuyeron al desorden de forma diversa. Entre ellos, sin embargo, el último fue quizá el más desfavorable de la conformación de la estructura urbana. Por un lado, las arbitrariedades del proyecto impidieron su congruencia funcional, la distribución equilibrada de los usos y funciones urbanos en el territorio; y, por el otro, su caracterización formal; ya que tampoco respetó las condiciones de sostenibilidad medioambiental, sino que arrasó el entorno natural e ignoró el artificial, desvaneciendo durante la expansión la identidad policéntrica de la región.
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Figura
0722-02. MONTERREY METROPOLITANO 2040. Programa de Ordenación de la Zona
Metropolitana de Monterrey. Secretaría de Desarrollo Sustentable Nuevo León
Gobierno del Estado | CAPROVI, Octubre, 2018. Diapositiva 5 |
Conviene mencionar por último, que la reciente pérdida de competitividad y calidad de vida de Monterrey está relacionada con su deterioro morfológico6; del que se deriva la tarea más urgente del planeamiento regional y municipal, la reconfiguración de la estructura urbana. Así lo determinaron el Plan Estatal de Desarrollo Urbano Nuevo León 2021 de Oscar Bulnes Valero y Helios Albalate Olaria, señalando la necesidad de desconcentrar la metrópoli y fomentar el desarrollo de diferentes polos7; y el Programa Estatal de Desarrollo Urbano Nuevo León Visión Año 2030 de Gabriel Todd Alanís y Rubén Pesci, delimitando una configuración geométrica de anillos de la zona metropolitana y las condiciones convenientes de las actuaciones urbanas, que se explicarán después8.
En efecto, hoy toca recomponer la dispersión del inmenso territorio de la conurbación, replanteando los programas y condiciones de desarrollo urbano del entorno natural y artificial. Conservar -y en la medida de lo posible regenerar- las características naturales del medio ambiente, pero expresando a la vez la dualidad morfológica de la zona metropolitana: su estructura central jerarquizada y su polaridad periférica.
1. GARCÍA ORTEGA, Roberto. Asentamiento irregulares en Monterrey, 1970-2000, Divorcio entre planeación y gestión urbana. Revista Frontera Norte, volumen 13, número especial 2. 2000. Pág. 123, párr. 1
2. Cfr. MONTERREY METROPOLITANO 2040. Programa de Ordenación de la Zona Metropolitana de Monterrey. Secretaría de Desarrollo Sustentable Nuevo León Gobierno del Estado | CAPROVI, Octubre, 2018. Diapositiva 8
3. Vale la pena aclarar que la superficie de baldíos pudiera representar un área de oportunidad muy importante para la regeneración metropolitana de Monterrey
4. El Plan Director de la Subregión Monterrey. Imprenta y Editorial Plata, S. A. Monterrey, 1967. Figura 13
5. Cfr. MONTERREY METROPOLITANO 2040. Programa de Ordenación de la Zona Metropolitana de Monterrey. Secretaría de Desarrollo Sustentable Nuevo León Gobierno del Estado | CAPROVI, Octubre, 2018. Diapositiva 5
6. Ibídem. Diapositiva 10
7. “Un mejor ordenamiento territorial, fortalecimiento de las comunidades, fomento de polos de desarrollo y de la desconcentración urbana”. Oscar BULNES VALERO y Helios ALBALATE OLARIA, Plan Estatal de Desarrollo Urbano Nuevo León 2021. Monterrey, Diciembre 2000. Pág. 6, párr. 2
8. “La figura de los anillos (…) permite delimitar mejor (…) el tipo de actuaciones que propone el modelo”. Nuevo León Visión 2030. Programa Estatal de Desarrollo Urbano, Monterrey, N. L. 2011. Pág. 20, párr. 4