El planeamiento de la región metropolitana de Nuevo León IV

ENERO 2019


La mercantilización del desarrollo urbano de Monterrey se derivó, entre otros factores, del incumplimiento y la falta de reflexión del planeamiento del siglo pasado; lo cual, según se vio en el artículo anterior de diciembre, aparte de inducir la dispersión de la zona metropolitana y el descuido del medio ambiente, recientemente afectó también la evaluación urbanística que publica el Instituto Mexicano para la Competitividad, A. C. (IMCO)1. Monterrey había estado a la cabeza de las metrópolis mexicanas de más de un millón de habitantes; sin embargo, los parámetros urbanísticos se han deteriorado rápidamente durante la última década. El IMCO publicó que la metrópoli ocupaba ya el séptimo lugar en 2018. Lo cual se explica, muy probablemente, porque aunque tiene hoy el segundo lugar en innovación y el tercero en mercado de los factores de producción, está entre los últimos lugares en aspectos tan importantes para la calidad urbana, como cuidado del medio ambiente, el sistema político, la estabilidad económica y los sectores precursores de clase mundial.

Por otra parte, aunque confirmar esta valoración no es competencia de esta publicación, en cambio sí le toca identificar las causas del resultado morfológico que se ha descrito; ya que por una parte condicionan la calidad de vida de la zona conurbada, y por otra sirven para la documentación de la revisión del planeamiento urbano de Monterrey, acerca de lo cual se tratará posteriormente. Por eso, si en el artículo mencionado se abundó en el desorden urbano producido por la mercantilización del desarrollo urbano, en éste de enero se analiza la situación urbanística actual de la ciudad; y en los siguientes de febrero y marzo, se tratará de las características de los elementos esenciales del planeamiento: de la estructura urbana funcional y formal, en febrero; y, de los sistemas generales de comunicaciones, espacios libres y áreas verdes, y equipamientos urbanos en marzo. Sin embargo, debido a que la descripción de estos elementos requiere mayor espacio del que admiten los artículos de esta publicación, solamente se menciona lo más significativo de cada uno de los temas.

Empezamos por esbozar una panorámica del desarrollo urbano de la conurbación regiomontana, que entre las experiencias más desafortunadas de la ciudad industrial mexicana del siglo XX, se ha puesto como ejemplo de crecimiento disperso, que hoy excede 100,000 Ha de superficie (Fig. 0119-01). Cuya espontaneidad ha provocado a la vez la desocupación residencial y la congestión vehicular del centro histórico, la falta de accesibilidad y de equipamiento urbano del perímetro y la periferia. Cuya tosquedad ante los propios rasgos geográficos e históricos, ha desestimado el balance de la naturaleza y la configuración multipolar de la región. No obstante que estos rasgos dificultan la vida de los habitantes, no cualquier tipo de crecimiento es desfavorable de suyo para la ordenación urbana; porque hace tiempo que la descentralización ha sido presentada como paradigma para el equilibrio del desarrollo regional del estado de Nuevo León.




Figura 0119-01. Comparación del crecimiento y la densidad de población de la mancha urbana de Monterrey entre 1970 y 2007. En 1970 la ciudad tenía 1’200,000 hab y una densidad de 95 hab/Ha; en 2000 la población había aumentado a 3’200,000 hab, pero la densidad disminuido a 60 hab/Ha; y en 2007 a 4’000,000 hab y 47 hab/Ha. Programa Estatal de Desarrollo Urbano Nuevo León 2030. Secretaría de Desarrollo Urbano de la Secretaría de Desarrollo Sustentable. Gabriel Eugenio Todd y Rubén Pesci. Monterrey, N. L. 2012. Pág. 12
 Ordeig apunta en esa dirección cuando señala que en general el fenómeno de la dispersión, “se está observando con cautela por los especialistas. Si por un lado, se presenta como alarmante en cuanto que amenaza el paisaje y los recursos naturales, por otro la calidad de vida hoy exigible requiere este tipo de solución, abandonando el modelo de ciudad con un solo centro que la ha conducido a la congestión de éste hasta límites insoportables”2. En nuestro caso, todavía es posible corregir las deficiencias señaladas y recuperar la calidad de vida, con la condición de consolidar el policentrismo histórico regional que desdibujó la acelerada expansión de la metrópoli. En la redacción del Programa de Desarrollo Urbano de la Región Nuevo León 2030, Rubén Pesci señala la consolidación policéntrica como una de las prioridades de la estrategia para la regeneración de región metropolitana3 (Fig. 0119-02); lo cual implica la aplicación de la nueva legislación de desarrollo urbano en la revisión del planeamiento metropolitano, habilitando las condiciones de proximidad del modelo de ciudad compacta, la multifuncionalidad, en cada uno de los subcentros de los municipios que integran la región metropolitana.

Figura 0119-02. Plano en el que indica los principales polos de desarrollo alrededor de la Zona Conurbada de Monterrey y la propuesta de la infraestructura de comunicaciones. Programa Estatal de Desarrollo Urbano Nuevo León 2030. Secretaría de Desarrollo Urbano de la Secretaría de Desarrollo Sustentable. Gabriel Eugenio Todd y Rubén Pesci. Monterrey, N. L. 2012, Pág. 73
A pesar de saber que una sólida conciencia de reciclaje –urbano y medioambiental- es determinante de la sostenibilidad del desarrollo urbano de Monterrey, hoy es ya del dominio público la revisión del planeamiento como la única herramienta capaz de la ordenación urbana; pero esto, siempre y cuando los objetivos del diseño se orienten a la mejora de la calidad urbana, a la recualificación de la ciudad existente. “En una primera aproximación, por tanto, esa calidad exige una atención al “vacío” como estructurador de la ciudad [Hernández Pezzi4]. (…) Se concentra en la arquitecturización de los espacios públicos colectivos, que están llamados a asumir un papel representativo porque están enlazados con los equipamientos estructuradores de la ciudad”5. No se trata solo de la regeneración del tejido urbano actual, ni solo de la ordenación del crecimiento futuro, sino de poner la atención del diseño en la escala del espacio público (Fig. 0119-03); como se pretende destacar en este y los siguiente artículos de METROPOLISREGIA.

Figura 0119-03. En la regeneración de la ciudad existente, la revisión del planeamiento urbano debe poner atención en el diseño del espacio público. Programa Estatal de Desarrollo Urbano Nuevo León 2030. Secretaría de Desarrollo Urbano de la Secretaría de Desarrollo Sustentable. Gabriel Eugenio Todd y Rubén Pesci. Monterrey, N. L. 2012. Pág. 203

LA SITUACIÓN URBANÍSTICA ACTUAL DE LA METRÓPOLI

La información que se necesita para la redacción de la revisión del planeamiento urbano de cualquier ciudad se obtiene de diferentes fuentes. Al respecto, Luque explica que se comienza por “identificar los elementos que caracterizan la situación actual, los problemas que se presentan y, en consecuencia, los objetivos que debemos proponernos”6; y, por eso mismo, “atender a aspectos geográficos (de geografía física y humana), cartográficos, históricos, sociológicos, demográficos, económicos, etc.”7; ya que, como sabemos, los datos de naturaleza pluridisciplinar que se toman de otras fuentes, son complementarios de los que provienen de la disciplina urbanística. En cualquier caso, para la obtención de la información de la propia disciplina conviene proceder sistemáticamente. Conocer, en primer lugar, los datos del estado actual; examinarlos y valorarlos rigurosamente, hasta identificar las causas de la situación concreta de la ciudad; para, posteriormente, deducir cuáles son los problemas que tiene y formular el diagnóstico adecuado. Finalmente, con la información recabada se puede determinar los objetivos del proyecto (Fig. 0119-04).

Figura 0119-04. Diagrama de los objetivos de la Revisión del Planeamiento de la Región Nuevo León 2030. 1. El Corredor 2030 es clave de la estrategia; consiste en el desarrollo de un eje de modernización industrial, áreas verdes y programas residenciales integrales; que limita la Zona Conurbada y la separa de la Región Periférica. 2. El programa de desarrollo de la Zona Conurbada busca la renovación, compactación y densificación del tejido residencial; completar la red de comunicaciones y descentralizar el transporte público; consolidar la configuración policéntrica histórica de la región. 3. En la Región Periférica se buscaría descentralizar el desarrollo y vincular la configuración multipolar posteriormente con la Ruta Parque. Programa Estatal de Desarrollo Urbano Nuevo León 2030. Secretaría de Desarrollo Urbano de la Secretaría de Desarrollo Sustentable. Gabriel Eugenio Todd y Rubén Pesci. Monterrey, N. L. 2012, Pág. 24 

El examen riguroso de las características de la ciudad existente, de las condiciones de la estructura urbana existente, aparte de comprobar la validez del diagnóstico, asegura que los objetivos de la revisión del planeamiento respondan a los requerimientos de la ordenación urbana. Así que, solo a partir del conocimiento de la causa de los problemas, se puede acertar en la determinación de las condiciones de sostenibilidad del desarrollo, y en el remedio oportuno del desorden urbano. La información que se necesita consiste en investigar las condiciones y la potencialidad de la ciudad existente. Radica, por un lado, en la identificación del grado de conservación, y las posibilidades de renovación de la edificación, y del espacio público. Y, por otro, en verificar la idoneidad y transformabilidad de la estructura actual, y la aptitud del suelo disponible para soportar la estructura urbana; tomando en cuenta tanto los obstáculos (accidentes ortográficos, infraestructuras, zonas con usos difícilmente removibles, etc.), como las particularidades de la propiedad (titularidad, geometría del parcelario).

Figura 0119-05. Ejemplo de regeneración de la zona conurbada de Monterrey, en los predios recuperados de las instalaciones del ferrocarril. Programa Estatal de Desarrollo Urbano Nuevo León 2030. Secretaría de Desarrollo Urbano de la Secretaría de Desarrollo Sustentable. Gabriel Eugenio Todd y Rubén Pesci. Monterrey, N. L. 2012. Pág. 144

Ahora bien, en el caso que nos ocupa, se encontró que el estado que guarda la ciudad existente es lamentable. La expansión de la conurbación ha sido excesiva, así como irresponsable la actuación sobre los accidentes geográficos (cauces hidrográficos y zonas de transición orográfica). Si la espontaneidad del desarrollo urbano ha dejado gran cantidad de predios baldíos y sin consolidar la superficie construida, en ésta predomina la falta de mantenimiento de la edificación y del espacio público. Además, de la inspección de éstos se corroboró el deterioro de la calidad urbana debido al abuso de la monofuncionalidad; a la insuficiencia de áreas verdes y equipamiento social que adoptaron las actuaciones urbanas; porque, como oportunamente se explicó, la expansión fue resultado del desarrollo casi exclusivo de innumerables promociones aisladas de unifamiliares, cuyo diseño urbano invariablemente se ajustó a la estructura parcelaria de la propiedad particular, y a una zonificación discriminatoria de la vivienda social.

Por todo esto, de ningún modo Monterrey puede considerarse una excepción en el ámbito nacional, ni sustraerse del objetivo prioritario de regeneración del tejido urbano existente que demanda la nueva legislación para el desarrollo urbano. Ya que, si se analiza por un lado los parámetros de compacidad, queda patente que tanto el tejido edificatorio como la infraestructura requieren de un trabajo minucioso de remodelación y sutura; mientras que por el otro, los parámetros de proximidad demandan de gran talento para restituir equilibrio y cohesión en el espacio público. Hoy, que la expectativa de crecimiento moderado reivindica la regeneración de las zonas públicas y privadas ya edificadas de la metrópoli, podría inducir también al desarrollo sostenible del perímetro y la periferia de la metrópoli.





1. Cfr. Índice de Competitividad Urbana 2018, imco.org.mx/índices/
2. José María ORDEIG CORSINI, Diseño Urbano y pensamiento contemporáneo. Instituto Monsa de Ediciones, S. A., Barcelona, 2004. Pág. 301, col. 2, párr. 4 a pág. 302, col. 1, párr. 1
3. Cfr. Programa Estatal de Desarrollo Urbano Nuevo León 2030. Secretaría de Desarrollo Urbano de la Secretaría de Desarrollo Sustentable. Fernando Gabriel Eugenio Todd y Rubén Pesci. Monterrey, N. L. 2012
4. Carlos Hernández Pezzi, arquitecto municipal de Málaga, Ponencia del Congreso de la UIA en Chicago, recogido en Arquitectos, n. 131 de 1993
5. José María ORDEIG CORSINI, Diseño Urbano y pensamiento contemporáneo. Instituto Monsa de Ediciones, S. A., Barcelona, 2004. Pág. 302, párr. 4
6. José LUQUE VALDIVIA, Construcción de la ciudad y planeamiento urbano. Departamento de Urbanismo de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la Universidad de Navarra. Multiva Baja (Navarra), 2001. Pág. 61, párr. 2
7. Ibídem. Pág. 61, párr. 9

El planeamiento de la región metropolitana de Nuevo León III

DICIEMBRE 2018

 

En los artículos de octubre y noviembre de METROPOLISREGIA.COM, se repasó el acelerado proceso de expansión que tuvo Monterrey, desde los primeros años de la transformación industrial del siglo pasado hasta nuestros días. Proceso que se consideró irracional e insolidario, porque después del desbordamiento del núcleo reticular, configuró una zona metropolitana enorme y disfuncional; como resultado del grave desorden urbano que produjo la mercantilización del desarrollo, al que no faltaron determinaciones del planeamiento.

El análisis al que se hace referencia, tenía como objetivo la elaboración del diagnóstico de la situación actual de la ciudad; y, posteriormente, la revisión del planeamiento de la Región Metropolitana de Nuevo León. Por eso, en este artículo que cierra el año 2018, se recupera las principales valoraciones del desarrollo urbano de los dos anteriores; mientras que, en el siguiente de enero se complementa el contenido de éste, con referencias a la estructura formal y funcional de la ciudad y a los tres sistemas generales del planeamiento (comunicaciones, espacios libres y equipamientos); los cuales, como es sabido, son esenciales en la configuración del espacio público y pueden contribuir a la calidad urbana. Y, en el de febrero, se recopilará los principales condicionantes del planeamiento urbano: los condicionantes geográficos, socioeconómicos y geométricos.

DIAGNÓSTICO DEL DESARROLLO URBANO DE LA REGIÓN METROPOLITANA

Como antecedente del desarrollo urbano de la metrópoli, se recordó el aislamiento geográfico y socioeconómico que impidió el crecimiento de Monterrey la mayor parte del Virreinato. Pero, ya como nodo del comercio regional del Noreste después de la Independencia y, sobre todo como capital industrial del país el siglo pasado, la ciudad creció excesivamente; desaprovechando su estructura formal y funcional, así como los modelos de ordenación que proponía el planeamiento urbano. Si en 1910, más de tres siglos después de su fundación, Monterrey había alcanzado una población de 88,000 habitantes y 1,300 hectáreas de superficie edificada; un siglo después, en 2010, ya como zona conurbada superaba 4’160,000 habitantes (47 veces más) y 85,200 hectáreas (65 veces más). A pesar que el crecimiento explosivo había ocurrido entre 1940 y 1970, cuando la tasa de aumento de población era superior a 6% y que a partir de la conformación de la metrópoli se había estabilizado en menos de 3%, el desarrollo urbano continuaría su expansión con un patrón de expansión errático y desequilibrado1 (Fig. 1218-01).

Figura 1218-01. Plano 10, Diagnóstico. Regiones según la condición migratoria en 2000-2010. Programa Estatal de Desarrollo Urbano Nuevo León 2030. En cuanto al desplazamiento geográfico de la población, actualmente, el Área Metropolitana de Monterrey se conserva en equilibrio; mientras que la Región Periférica experimenta una fuerte atracción, las otras regiones del Estado enfrentan diferentes grados de expulsión que provocan un fuerte desequilibrio socioeconómico

Ahora bien, una vez que el aumento de población ha dejado de ser impredecible, Monterrey podría poner remedio al desorden urbano y recuperar el desarrollo sostenible. Porque, como explica Capel de algunos semejantes al nuestro, “si durante mucho tiempo pudo afirmarse que el crecimiento era un hecho muy positivo (cuanto mayor, mejor), desde la década de los años sesenta, cuando se planteó la polémica de los límites del crecimiento, la perspectiva empezó a cambiar. Hoy lo ha hecho todavía más, con la actual crisis global. En estos momentos, seguramente es cierto que, en algunos casos, el crecimiento cuanto menor, mejor; y en todas la situaciones, cuanto más equilibrado, mejor“2(Fig. 1218-02).

Figura 1218-02. Estimación de las Proyecciones de la Población de las Regiones del Estado en el período 2010–2030. Programa Estatal de Desarrollo Urbano Nuevo León 2030. La gráfica muestra no solo el desequilibrio entre la población del Área Metropolitana de Monterrey, sino que el aumento de la población de la Región Periférica incrementa la concentración del desarrollo en solo una de las regiones

Por su parte, las autoridades que tenían a su cargo el planeamiento de la metrópoli hasta hace poco tiempo, han corroborado lo anterior; “el problema de Nuevo León ya no es el crecimiento explosivo. Se trata de distribuir mejor el crecimiento mesurado actual y de ese modo lograr mejorar su calidad de vida”3. Y, por la nuestra, a la distribución ordenada del crecimiento, podríamos como condición la recuperación del equilibrio, la rectificación del desorden que conlleva la mercantilización del desarrollo urbano. Porque, como se explica enseguida, es necesario analizar separadamente los dos aspectos mencionados; ya que, la ordenación del crecimiento y el equilibrio del desarrollo, aunque siguen el orden cronológico difieren en el lógico.

Por lo que toca al primer aspecto, que consiste en la formulación de un modelo idóneo de crecimiento para la ordenación urbana, en la presente circunstancia legislativa; se dijo que hacía falta la revisión y homologación de los documentos del planeamiento, en las diferentes escalas de actuación (regional, metropolitana y municipal); sin olvidar que durante la segunda mitad del siglo XX, sus determinaciones resultaron ineficientes o al menos insuficientes. Entre otras causas, porque “las propias técnicas de representación (…) se han visto aplanadas en la bidimensionalidad de las mallas del zoning y en la jerga algebraica de los standards1; facilitado con ello, que la arquitectura asumiera el papel operativo preponderante del desarrollo urbano. Y así, como recientemente “se ha comenzado a invocar con insistencia la necesidad de una recomposición de la unidad entre arquitectura y urbanismo5; para la conjunción jerarquizada de los objetivos propios de cada disciplina, resulta indispensable recuperar la orientación morfológica del planeamiento urbano, el enfoque del planeamiento en el diseño del espacio público.

Además, si la nueva legislación señala la necesidad de asumir la densidad y características de proximidad de la ciudad compacta, el primer objetivo del desarrollo debería enfocarse en la regeneración del tejido urbano existente, en las diferentes partes de la metrópoli. Las mismas autoridades a las que nos hemos referido lo han explicado: “sería deseable revertir los criterios dispersivos de uso y ocupación del suelo en especial del Área Metropolitana de Monterrey, que han llevado a la baja exagerada y crítica de la densidad; [que] pasó de 95 habitantes por hectárea en 1970, a 60 en el año 2000 y a 47 en el año 2010. [Pues] si continúan las tendencias de ampliación del área urbanizada en los municipios de la Región Periférica, (…) la densidad de población continuará descendiente, lo cual puede generar problemas por la insuficiencia o inexistencia del equipamiento urbano que demanda la población, y que la obliga a desplazarse a los municipios del Área Metropolitana de Monterrey para utilizar los servicios que ésta proporciona”6 (Fig. 1218-03).

Figura 1218-03. Distribución de la Estimación de la Proyección de Población por Regiones en el Estado en el año 2030. Programa Estatal de Desarrollo Urbano Nuevo León 2030. Más del 90% de la población total del Estado se concentrará en solo dos de las regiones. Para potenciar el desarrollo socioeconómico es indispensable contar con un programa planeamiento que asegure la recuperación del equilibrio regional

Pero, que la dotación equipamental sea homogénea, no significa que el tejido de la metrópoli deba ser uniforme. Asumiendo un razonamiento de Ordeig, “se trataría de conseguir ciudades o partes de ciudad (…) complejas y diversas. Complejas en cuanto que debe verse favorecida la mezcla de usos, (…) pero también compleja en cuanto a las ofertas tipológicas, por ejemplo, diferenciado el tratamiento en altura. Diversas en cuanto a que cada ciudad o parte de ciudad ofrezca unas características propias, siempre suficientemente atrayentes”7. Con todo ello, en el caso que nos ocupa, se recuperaría también la configuración policéntrica (histórica) de la región; ya que, “después de justificar el reforzamiento de periferias o de zonas obsoletas que han llegado a ser nuevos nodos, está generalizándose y tendiendo a ver la ciudad como una constelación de centralidades”8. Y por eso, la incorporación de los factores de complejidad y diversidad urbanística en la regeneración de cada una de las zonas dependientes de esas centralidades, permitiría asegurar la compacidad y la disponibilidad equipamental de toda la metrópoli (Fig. 1218-04).

Figura 1218-04. Plano 10, Baldíos Internos a la Mancha Urbana. Plan Metropolitano 2000-2021, Desarrollo Urbano de la Zona Conurbada de Monterrey, de Óscar Bulnes Valero y Helios Albalate Olaria. Tanto los espacios ocupados por la industria obsoleta como los baldíos internos de la mancha urbana, estarían disponibles para la regeneración; para redensificar y completar la dotación equipamental del tejido residencial existente de la metrópoli (la información del documento debe actualizarse)

No obstante, si las diferentes teorías del Urbanismo ayudan a descubrir el modelo de ordenación idóneo de una ciudad, y la práctica gestiona su materialización; los documentos del planeamiento deben conjuntar los dos elementos de la disciplina. Sin embargo, corresponde más directamente a la práctica del Urbanismo el segundo de los aspectos mencionados anteriormente: la recuperación del equilibrio del desarrollo eliminando la mercantilización de las actuaciones urbanas. Así, aunque al indagar el origen de la mercantilización, por una parte se descubrió que la ausencia de parámetros morfológicos adecuados -la insuficiencia técnica del planeamiento-, había obviado los rasgos de la estructura formal y funcional de la ciudad; por la otra, quedó patente que la magnitud y urgencia de la demanda de suelo -la inmediatez irrestricta de las actuaciones urbanas-, había añadido al desorden urbano el desequilibrio medio ambiental y el descuido del espacio público. Mientras “la sostenibilidad, en cuanto al diseño urbano se refiere, se basa en lo que se está calificando como calidad urbana. Sus parámetros se basan en una integración de lo medioambiental, lo sociocultural, lo estético y lo tecnológico”9; por el contrario, el desarrollo que obedece a una práctica mercantilizada tiende a descartarlos, a supeditarlos al resultado económico de las actuaciones urbanas (Fig. 1218-05).

Figura 1218-05. Plano 12, Estructura Vial Actual. Plan Metropolitano 2000-2021. Desarrollo Urbano de la Zona Conurbada de Monterrey, de Óscar Bulnes Valero y Helios Albalate Olaria. Los condicionantes de la orografía propia de la metrópoli regiomontana que obstaculizan el desarrollo del sistema transversal de circulaciones, requieren de soluciones técnicas que aseguren la accesibilidad y movilidad a todas las partes de la metrópoli (la información del documento debe actualizarse)

En suma, en el resultado morfológico, la mercantilización evidencia tanto la deficiencia teórica del planeamiento como el desequilibrio práctico del desarrollo urbano de Monterrey. Por una parte, la correspondencia unívoca de los modelos de la ciudad extensiva -los diferentes tipos de actuaciones de unifamiliares-, acarreó el consumo irracional de suelo y la extensión no prevista e innecesaria de la huella de la metrópoli, la accesibilidad y la movilidad deficientes; por la otra parte, la espontaneidad de las actuaciones urbanas provocó a una grave insuficiencia equipamental y el debilitamiento de la configuración multipolar de la región conrubada. Y, como consecuencia de la destrucción de la diversidad geográfica e histórica del territorio, se perdió la estructura formal y funcional de la metrópoli. Finalmente, a causa de la manipulación especulativa del mercado de a vivienda social, del desarrollo condicionado por los mayores aprovechamientos urbanos, se privilegió la cantidad en lugar de la calidad; se estimuló no solo la degradación de los servicios ambientales, sino la disposición inequitativa del espacio público: a la segregación socioeconómica de una gran parte de la población de la metrópoli (Fig. 1218-06).

Figura 1218-06. Plano 11, Densidad de Vivienda 1995. Plan Metropolitano 2000-2021. Desarrollo Urbano de la Zona Conurbada de Monterrey, de Óscar Bulnes Valero y Helios Albalate Olaria. Si la urbanización sin la consolidación del parcelario de la propiedad particular llevó a la fractura del tejido urbano, la segregación espacial produjo barreras socioeconómicas infranqueables en la metrópoli (la información del documento debe actualizarse)

En efecto, irracionalidad e inequidad se corresponden con la dispersión y falta de equilibrio del resultado morfológico. Qué duda cabe por tanto, que la interacción de factores tan adversos que hizo prosperar el desorden, ha influido también en la reciente pérdida de competitividad urbanística de Monterrey10. No obstante, si se trata de recuperar las condiciones de sostenibilidad del desarrollo metropolitano; el contenido de los documentos de ordenación urbana del planeamiento deberá incluir; en primer lugar, la definición de la estructura formal y funcional, la vinculación racional de los componentes urbanos residencial-comercial y productivo, la complejidad y diversidad del tejido urbano que perdió la ciudad al salir del trazado reticular del centro histórico; y, en segundo, recuperar la calidad del espacio público, que se consigue con el buen diseño de los sistemas generales del planeamiento: de los sistemas de comunicaciones, áreas libres y equipamientos de la conurbación; temas que serán tratados en los siguientes artículos.






1. Cfr. Gustavo GARZA, El Área Metropolitana de Monterrey en el año 2020, en Estudios Demográficos y Urbanos, El Colegio de México, 1998. Cuadro 1, pág. 668. http://aleph.academica.mx/jspui/bitstream/56789/21649/1/13-039-1998-0667.pdf 
2. Horacio CAPEL, Las pequeñas ciudades en la urbanización generalizada y ante la crisis global. Investigaciones Geográficas, Boletín del Instituto de Geografía, UNAM. ISSN 0188-4611, Núm. 70, 2009. Pág. 13, col. 2, párr. 4 a pág. 4, col. 1, párr. 1 
3. Programa Estatal de Desarrollo Urbano Nuevo León 2030. Secretaría de Desarrollo Urbano de la Secretaría de Desarrollo Sustentable. Fernando Gutiérrez Moreno y Roberto García Ortega. Monterrey, N. L. 2012. Pág. 45, párr. 9 http://nuevoleon.gob.mx/sites/default/files/AC_0001_0007_00109854_000001.pdf 
4. Benedetto GRAVAGNUOLO, Historia del Urbanismo en Europa 1750-1960, Ediciones Akal, S. A., Madrid, España, 1998. Pág. 7, párr. 1 
5. Ibídem. Pág. 7, párr. 2 
 6. Programa Estatal de Desarrollo Urbano Nuevo León 2030. Secretaría de Desarrollo Urbano de la Secretaría de Desarrollo Sustentable. Fernando Gutiérrez Moreno y Roberto García Ortega. Monterrey, N. L. 2012. Pág. 45, párr. 8 http://nuevoleon.gob.mx/sites/default/files/AC_0001_0007_00109854_000001.pdf 
7. José María ORDEIG CORSINI, Diseño Urbano y pensamiento contemporáneo. Instituto Monsa de Ediciones, S.A. Barcelona, 2004. Pág. 302, col. 1, párr. 5-7 
 8. Ibídem. Pág. 301, col. 2, párr. 2 
9. José María ORDEIG CORSINI, Diseño Urbano y pensamiento contemporáneo. Instituto Monsa de Ediciones, S.A. Barcelona, 2004. Pág. 302, col. 1, párr. 3 
10. De acuerdo con el Instituto Mexicano para la Competitividad A. C., entre 2012 y 2018 Monterrey cayó del primero al séptimo lugar en el Índice de Competitividad Urbana