La falta de control del desarrollo urbano del comienzo industrial

Octubre 2022

Para corregir la tendencia de expansión desordenada, el Plan Director de la Subregión Monterrey de 1967 (Exápolis 2000) había previsto una configuración policéntrica tentacular y la tipificación y serialización de los componentes urbanos1. Ya que, a pesar de los condicionantes geométricos estipulados desde la fundación de la ciudad2 (una legua cuadrada3), conservados por la rectificación reticular del trazado de Isidoro Epstein (1865)4, el desorden urbano se había iniciado a partir de la industrialización al final del siglo XIX. Aunque el gobernador Bernardo Reyes “logró liberar el régimen inmobiliario y el aparato productivo; (…) la exención de impuestos a los empresarios que invirtieran en Monterrey [y] el impulso al desarrollo del transporte -en particular del ferrocarril- [provocaron al norte de la ciudad existente] el surgimiento de grandes zonas industriales que fragmentaron la ciudad. (…) Su estructura geométrica y alineamiento se definieron por los límites entre haciendas, poblados y ejidos, así como por caminos y vías férreas trazados para comunicar a las poblaciones con los centros de trabajo”5. Así que, si la explosión demográfica y el aumento de la actividad económica consolidaron rápidamente un mercado de consumo local muy atractivo, la falta de control del desarrollo obstaculizó la extensión ordenada de la ciudad6

Entre 1900 y 1930 Monterrey duplica su población pasando de 72,000 a 148,000 habitantes, y comienza a extenderse alrededor del entramado reticular medio vacío del núcleo histórico de la ciudad, hasta alcanzar una superficie de 1,780 Ha. El impacto territorial de esa expansión queda registrado en la cartografía, que corrobora la fractura del tejido y el desorden funcional de la incipiente metrópoli (Fig. 1022-01). “Las fábricas, las viviendas de los obreros, las vías del ferrocarril primero y las carreteras se distribuyen desordenadamente por el espacio urbano (…). Los espacios habitacionales de los trabajadores [quedan] entre el ferrocarril y la fábrica”7. No obstante, la decisión de controlar el desarrollo urbano se difiere hasta la gestión del gobernador Aarón Sáenz (1927-1931)8; se publica entonces el Reglamento de la Ley de Planificación de la Ciudad de Monterrey (1927) redactado por Carlos Contreras Elizondo, urbanista mexicano graduado de Columbia University (1921); quien, además, “hizo algunos esbozos para un Plano Regulador de la ciudad9”. 

Figura 1022-01. Plano general de la Ciudad de Monterrey y sus ejidos de noviembre de 1930 de Rodolfo González V. La expansión alrededor de la retícula de 1865 había perdido homogeneidad y continuidad las primeras décadas del siglo XX


Aunque el reglamento aclara que “la planificación (…) tiene por objeto proveer al desarrollo ordenado y armonioso de la ciudad; [y establece] una Comisión de Planificación (…) que tendrá a su cargo el estudio de todos los problemas (…) y que propondrá al Gobierno del Estado y al R. Ayuntamiento (…) las medidas que deban tomarse para la realización de la planificación de la ciudad”10; el plano oficial de Obras Públicas en 1933 registra solo el avance del desorden. El tejido urbano, que llega hasta las cabeceras municipales adyacentes de San Nicolás y Guadalupe así como al cauce del Arroyo Seco cerca del Cerro de la Campana, ni era continuo ni mucho menos homogéneo. Quizá por esto, poco tiempo después el arquitecto Carlos Contreras propone la recuperación de la configuración compacta y mono céntrica de la ciudad tradicional, como veremos en el siguiente artículo (Fig. 1022-02)11.


Figura 1022-02. Plano General de la ciudad de Monterrey, levantado por la Dirección Municipal de Obras Públicas el año de 1933 y aprobado por la Comisión de Planificación en enero de 1934 (Copiado del original del Archivo del Estado por el arquitecto Héctor Domínguez).






1. El Plan Director de 1967 previó una población de 5’200,000 habitantes y una extensión de 41,728 Ha en el año 2000. EL PLAN DIRECTOR DE LA SUB REGIÓN MONTERREY. Imprenta y Editorial Plata, S. A. Monterrey, 1967. Cuadro F, pág. 33

2. Armando V. FLORES SALAZAR, La arquitectura en el Acta de Fundación de Monterrey, Ciencia UANL / año 14, número 3, julio-septiembre 2011. Universidad Autónoma de Nuevo León, Monterrey, 2011. Pág. 238, col. 2, párr 4. 40219049003.pdf

3. Una legua equivale a 4,828 metros. Así, aunque la superficie inicial del municipio era de 2,330 Ha. aproximadamente, según la última delimitación fijada por el Congreso del Estado de Nuevo León en 1998 “cuenta con una extensión de 33,899.85 Ha.”. Gabriel Eugenio TODD ALANÍS, Plan de Desarrollo Urbano del Municipio de Monterrey 2013-2025. Monterrey, 2014. Pág. 11, párr. 2. https://portal.monterrey.gob.mx/pdf/2013_2025.pdf
 
4. “Epstein genera una carta en donde por primera vez se ven dibujadas no sólo las manzanas de la ciudad de entonces, sino también los ensanches (…), que eran las zonas hacia donde la ciudad debería crecer. Se plantea un crecimiento y organización mediante una trama reticular”. Cecilia GARZA ANDONIE, La conquista de la sombra, Hilando la fragmentación urbana en Monterrey, Nuevo León, México, Tesina de Máster MBArch Urbanismo Departamento de Urbanismo y Ordenación del Territorio ETSAB - Universidad Politécnica de Cataluña, Barcelona, 2018. Pág. 48, párr. 1 y pág. 49, figura 11

5. Carlos Estuardo APARICIO MORENO, María Estela ORTEGA RUBÍ, Efrén SANDOVAL HERNÁNDEZ, La segregación socio-espacial en Monterrey a lo largo de su proceso de metropolización en Región y sociedad / año xxiii / no. 52. 2011. Pág. 186, párr. 2. Pág. 189, párr. 2

6. “En 1902 el Estado [de Nuevo León] contribuyó con 13.5 por ciento del valor de la producción industrial, por encima del aporte del Distrito Federal y el Estado de México”. Camilo CONTRERAS DELGADO, Geografía de Nuevo León, Fondo Editorial de Nuevo León, Monterrey, 2007. Pág.151, párr. 2 y 4

7. Gustavo Herón PEREZ DANIEL, La ciudad de Monterrey y los discursos locales de modernización. Reconstruyendo la esfera pública en 1933. Estudios de Historia Moderna y Contemporánea de México, n. 42, julio-diciembre 2011. Pág. 83, párr. 2

8. “El Estado es el que ordena los problemas urbanos, trata y gestiona los asuntos urbanos, tanto en lo político como en lo económico y lo técnico”. Ibídem. Pág. 84, párr. 1

9. INSTITUTO DE ESTUDIOS SOCIALES DE MONTERREY, A. C.- Anteproyecto de Zonificación y Densidad de Población en Apuntes para del Plano Regulador de Monterrey, Impresora del Norte, Monterrey, 1945-1950. Pág. 3, col. 1, párr. 2

10. Carlos CONTRERAS, Reglamentación de la Ley de Planificación de la Ciudad de Monterrey, Planificación, Revista Mensual, Tomo 1, Número 7, Imprenta Mundial, México, 1928. Capítulo 1, artículo 1; y capítulo 2, artículo 3. Pág. 23.
https://fa.unam.mx/editorial/wordpress/wp-content/Files/raices/RD07/revistas/PLANIFICACION_07.pdf

11. “Contreras desarrolló varios proyectos: la Planificación Nacional para la República Mexicana (1925), el Plano Regulador de Monterrey y la Ley de Planificación (1927)”. Alejandrina ESCUDERO, Carlos Contreras: la ciudad deseada, Revistas UNAM, México. Pág. 18, col.1, párr. 2 file:///C:/Users/Dell/Downloads/mariacanal,+4_CarlosContreras.pdf

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