MARZO 2018
En el artículo de febrero se dijo también, que hacía falta completar el proyecto en las escalas estructurante (los planes generales municipales) y operativa (los planes parciales u operativos) del planeamiento urbano. Que, dada la extensión y dificultad de la ordenación, solo mediante una acción coordinada entre los diferentes niveles de autoridades, profesionales de diversas disciplinas y promotores, se podría llegar a una determinación urbanística completa1. Que, como explica Desvigne, “calibrar la mirada y evaluar la acción es (…) indispensable para evitar los escollos con los cuales se topa en la actualidad la ordenación del territorio. En efecto, sobre la base de grandes planes bien definidos sobre parámetros extensos, se construyen unas primeras capas ‘instaladas’ en una visión global improbable (…), constituyendo quizá esos conjuntos errores conceptuales mayores. Para paliar esto, es nuestra competencia y responsabilidad concebir ‘totalidades’ inteligentes aportando invariantes –elementos intangibles y perennes-, con los cuales es posible trabajar en la transformación de los territorios”2
No obstante, a partir del caos que caracteriza el desarrollo urbano de la RMNL, ¿cómo podría prevalecer, después de cincuenta años de planeamiento malogrado, la totalidad inteligente del Programa Estatal 2030?; ¿cuáles serían entonces las invariantes que conseguirían la ordenación del territorio metropolitano? Para responder estas preguntas, en esta publicación se analiza la propuesta morfológica del programa de Fernando Gutiérrez Moreno y Rubén Pesci; y más específicamente la pertinencia de la configuración radio concéntrica y multinucleada, ante la “lógica de proximidad” del planeamiento cuya materialización ahora obliga legalmente, mientras otros aspectos de la propuesta serán estudiados en las siguientes publicaciones.
LA PROPUESTA MORFOLÓGICA DEL PROGRAMA ESTATAL 2030
Los redactores del Programa Estatal 2030, además de asumir la limitación orográfica del territorio en una configuración radio concéntrica, condicionaron la ordenación urbana al desarrollo planificado del Corredor 2030 y a la configuración multinucleada de la RMNL; concretándola en la consolidación policéntrica de la ZC y la descentralización multipolar de la RP. Por eso, a partir de la imagen del modelo ideal que expresa el dinamismo del desarrollo urbano, que ha sido explicada detenidamente en METROPOLISREGIA | FEBRERO 2018, trataremos ahora de resolver la contradicción que parece derivarse de la combinación de los modelos radio concéntrico y multinucleado en la misma ciudad (Fig. 0318-2).
Ya que, aunque el planeamiento de la ciudad se haya considerado el arte de lo práctico3, no le puede faltar soporte teórico (racional); y, cuando carece de uno u otro, o de los dos, el crecimiento de la ciudad generalmente produce desorden urbano. Pensamos que es esto lo que ha ocurrido durante cincuenta años a la expansión de Monterrey; que, por otra parte, corrobora lo dicho por Benedetto Gravagnuolo: “el ámbito pertinente a las teorías y a las praxis de la proyectación urbana es, por antonomasia, el de la construcción planificada del espacio antropizado; mientras que los fenómenos de degeneración del desarrollo urbano que distinguen a la actual crisis de la ciudad, (…) derivan predominantemente de la ineficiencia de los planes y de las carencias (no raramente macroscópicas) en la gestión en el control de la expansión”4.
Por eso, no puede sorprendernos que, al conjunto de acciones del Programa Estatal 2030 orientadas al desarrollo económico, los redactores hubieran añadido la justificación racional del diseño, describiendo la dinámica ideal del desarrollo urbano como una combinación de dos modelos de ciudad: el radio concéntrico y el multinucleado. Quizá no tanto para contrastar el planeamiento real con la geometría ideal de los modelos5, cuanto para restablecer el orden en el desarrollo urbano de la RMNL, adecuando la propuesta de ordenación con las condiciones teóricas de una expansión que no ha parado desde el final del siglo XIX6.
Ahora bien, aunque al revisar las condiciones del planeamiento, parecía correcto mantener la estructura radial, cuyo trazado responde a la geografía y la historia de la ciudad7; aun así, se veía necesario complementar la interconexión transversal del sistema de circulaciones. Sin embargo, no por eso convenía consolidar el tejido urbano conservando el dinamismo propio del modelo radio concéntrico8. Ya que los redactores debían también poner atención en las condiciones operativas del planeamiento, que durante su configuración la metrópoli había incorporado otros polos de atracción diferentes del centro histórico: núcleos urbanos que rodeaban la capital del Estado y centralidades de nuevas actuaciones. Así que, la configuración multinucleada se había superpuesto a la concéntrica9; y, como consecuencia, la ordenación del conglomerado urbano requería ahora un proyecto con la perspectiva dinámica y operativa de ambos modelos.
Pero, además, era evidente que el planeamiento de la metrópoli funcionaba mal. Por una parte, faltaba cohesión al tejido residencial, derivada de la promoción aislada de innumerables proyectos de vivienda unifamiliar; y, por otra, abundaba en monofuncionalidad; destacando el déficit y desarticulación del equipamiento social, el abandono del espacio público y la escasez de área verde. Para la primera, que manifestaba el debilitamiento de la configuración concéntrica, el diseño preveía aumentar la densidad residencial y complementar la estructura de circulaciones transversal. Mientras que, para las otras, que impedían desarrollar la “lógica de proximidad” de la ciudad compacta, además de edificar los vacíos, planeaba regenerar la configuración nucleada; diferenciando la consolidación policéntrica del tejido mayormente edificado al interior del Corredor 2030, de la descentralización multipolar al exterior de éste, para impedir que aumentara la dispersión.
Debido a que el Plan Metropolitano 2000-2021 de Monterrey, redactado por Oscar Bulnes Valero y Helios Albalate Olaria, ya había previsto algunos de los problemas mencionados; el Programa Estatal 2030 solamente replanteaba las soluciones en la nueva escala de la metrópoli. Así que, antes de profundizar un poco más en la novedosa propuesta de regeneración multinucleada de la metrópoli, se comentará brevemente la respuesta que daba a la fractura del tejido residencial y el déficit equipamental.
Ya que en el artículo anterior se explicó que el proceso de densificación residencial de Monterrey todavía no estaba orientado a cubrir las necesidades de vivienda social y a corregir la dispersión, sería conveniente revisarlo separadamente. En cambio, con respecto a la interconexión transversal del sistema de circulaciones que complementaría el diseño estructurante, ya se ha explicado las tres propuestas: la estructura de circulaciones transversal es sin duda la más urgente (Fig. 0318-3); el Corredor 2030, que se considera indispensable para lograr la remodelación urbanística del tejido existente; por lo que merece también una revisión aparte. La última propuesta, la Ruta Parque, queda solo anunciada en el documento, ya que se desarrollaría posteriormente como límite exterior de la conurbación.
Por otra parte, aunque el Programa Estatal 2030 ha dispuesto las Áreas de Completamiento para paliar el déficit de espacio libre y área verde, conviene no escatimar en esas reservas. Desvigne destaca que los urbanistas trabajan hoy en “la transformación de ciudades y territorios ya muy modificados y artificializados, perteneciendo lo esencial de este entorno construido a la segunda mitad del siglo XX. Si este siglo ha construido mucho, lo ha hecho sin consciencia de la masa que edificaba y sin realizar espacios públicos a la escala de las urbanizaciones producidas. De ahora en adelante, se trata de reparar, transformar, redistribuir espacios y territorios ya habitados y ocupados.
La urgencia radica en reequilibrar la proporción entre paisaje y espacio construido. (La historia nos enseña que un territorio equilibrado posee un 15% de espacios verdes, ratio cuya legitimidad es difícil que se acepte hoy)”10.
Por último, destacaremos la racionalidad, también geográfica e histórica, de la configuración multinucleada de la RMNL. Como modelo ideal, se veía necesaria ya para la metrópoli del Plan Director de 1967 de Guillermo Cortés Melo (Exápolis 2000), que esperaba alcanzar más de cinco millones de habitantes al final del siglo pasado11. Pero, como es bien sabido, la reticencia a obedecer el planeamiento oficial toleraría una expansión espontánea pero anárquica, estimulada por el potente desarrollo económico regional (de alcance global desde los años ochenta con la adscripción al TLCAN), que alteraría el equilibrio dinámico del modelo radio concéntrico. Y, también como respuesta al desorden urbano de la metrópoli, porque la preponderancia del dinamismo radial ha dejado un tejido urbano fracturado, neutralizando la pluralidad polar del territorio.
Hoy, por tanto, resulta indispensable restablecer la menguada capacidad de atracción de las centralidades históricas y las más recientes de la metrópoli. Si el Programa Estatal 2030 planea la consolidación del tejido existente, la especialización funcional, la densificación residencial y la dotación equipamental podrían reconfigurar los núcleos urbanos, volverlos a su natural polaridad12. Esto ayudaría a revertir la dispersión y uniformidad del planeamiento en la ZC, y en la RP al desarrollo armónico. En definitiva, a lograr mayor equilibrio y cohesión en el conjunto, pero también la diversidad y complementariedad que impulsen la competitividad global de la región13 (Fig. 0318-4).
La propuesta de Gutiérrez Moreno y Pesci es certera; el modelo nucleado en nada se contrapone con el concéntrico; por el contrario, son complementarios del planeamiento urbano (estructurante y operativo) y condición del modelo de ciudad compacta. No obstante que el proyecto de consolidación multinucleada de la RMNL es el más difícil, resulta también el más esperanzador del Programa Estatal 2030. Por eso, en el siguiente artículo, al estudiar la viabilidad del desarrollo planificado del Corredor 2030 y su relación con algunos modelos de ciudad lineal, se tendrá la oportunidad de reforzar la conveniencia de la doble configuración de la conurbación regiomontana.
1. En el prefacio a la obra de Marcel Poëte que se cita, Donatella Calabi afirma que “la elaboración de un plan exige el conocimiento del organismo urbano y no está lejos de la disciplina que responde al nombre de urbanística. En la medida en que ingenieros y arquitectos deben intervenir a partir de datos recabados de otras disciplinas (economía, geografía o historia, entre otras), limitar la urbanística al simple hecho de trazar planos significaría entregar el destino de la ciudad a conceptos exclusivamente gráficos”. Cfr. Marcel POËTE, Introducción al urbanismo. La evolución de las ciudades: la lección de la Antigüedad. Fundación Caja de Arquitectos, Barcelona. 2011. Pág. 10, párr. 3
2. Michel DESVIGNE, El paisaje como condición previa, en Paisea 023, La gran escala. Barcelona, 2012. Pág. 10, col. 2, párr. 2
3. “La forma urbana griega del periodo helenístico fue esencialmente (…) el resultado de la aplicación de unos sencillos principios de planeamiento al lugar en cuestión y de la aceptación al parecer indiscutida, de que el urbanismo es verdaderamente el arte de lo práctico”. A. E. J. MORRIS, Historia de la forma urbana desde sus orígenes hasta la Revolución Industrial. Editorial Gustavo Gili, SL. Barcelona, 1984. Pág. 54, párr.4
2. Michel DESVIGNE, El paisaje como condición previa, en Paisea 023, La gran escala. Barcelona, 2012. Pág. 10, col. 2, párr. 2
3. “La forma urbana griega del periodo helenístico fue esencialmente (…) el resultado de la aplicación de unos sencillos principios de planeamiento al lugar en cuestión y de la aceptación al parecer indiscutida, de que el urbanismo es verdaderamente el arte de lo práctico”. A. E. J. MORRIS, Historia de la forma urbana desde sus orígenes hasta la Revolución Industrial. Editorial Gustavo Gili, SL. Barcelona, 1984. Pág. 54, párr.4
4. Benedetto GRAVAGNUOLO, Historia del Urbanismo en Europa 1750-1960. Ediciones Akal, S. A. Madrid, 1998. Pág. 7, párr. 4
5. “Vitrubio establece las consideraciones fundamentales que deben ser tenidas en cuenta en el diseño de poblaciones y describe los rasgos distintivos de una ciudad diseñada según un plano circular. (…) Estaba por tanto recomendando un plano teórico, el plano de la ciudad ideal”. A. E. J. MORRIS, Historia de la forma urbana desde sus orígenes hasta la Revolución Industrial. Editorial Gustavo Gili, SL. Barcelona, 1984. Pág. 188, párr. 2 y figura 5.11
6. Conviene destacar la coincidencia del soporte teórico de la propuesta de Gutiérrez Moreno y Pesci, con el razonamiento que parece llevar a Ledoux a adoptar el trazado concéntrico en el plan de las Salinas de Chaux; lo considera más adecuado que el damero tradicional de origen hipodámico para la expansión continua, privilegiando así la disposición panóptica y centralizada del modelo representativo de ciudad, por una parte; aunque por la otra, también la disposición abierta al crecimiento, preparando con ello el desarrollo económico y el proceso de industrialización. “In 1771, Ledooux was put in charge of (…) a new center near the Forest of Chaux (…) between the villages of Arc and Senans. (…) He abandoned an early rectangular design for an elliptical layout, as pure as the path the sun follows, because such a plan would allow for continual extension of the town”. Dominique DE MENIL, Visionary Architects, Boullé | Ledoux | Lequeu. University of St. Thomas, Gulf Printing Company, Houston, 1968. Pág. 110, párr. 3 y figura pág. 111
7. Para sustentar racionalmente esta afirmación, acudimos a la autorizada opinión de Marcel Poëte, que esclarece el fundamento histórico y geográfico del trazado de las vías de comunicación, que ha hecho crecer las ciudades de un territorio. Porque, afirma este autor: “la concentración urbana (…) se va incrementando con el desarrollo de la explotación de los recursos terrestres y con el perfeccionamiento de los medios de transporte”. Marcel POËTE, Introducción al urbanismo. La evolución de las ciudades: la lección de la Antigüedad. Fundación Caja de Arquitectos, Barcelona. 2011. Pág. 32, párr. 2
8. “A Antonio Averlino (Filarete) (…) se le atribuye el mérito de ser el primer renacentista en presentar una ciudad ideal globalmente planificada. (…) El plano está basado en dos cuadrados superpuestos de tal modo que originan u octógono inscrito en un círculo”. Pietro Cataneo, Buonaiuto Lorini y Vicenzo Scamozzi diseñaron otros modelos de ciudad radio concéntrica. Sin embargo, aunque todos tienen tejidos geométricos homogéneos, el trazado de Palma Nova que también se atribuye a Scamozzi, es quizá el más célebre. A. E. J. MORRIS, Historia de la forma urbana desde sus orígenes hasta la Revolución Industrial. Editorial Gustavo Gili, SL. Barcelona, 1984. Pág. 190, párr. 2 y figuras 5.13, 5.14, 5.17, 5.18 y 5.19, páginas 190 a 192
9. “La gran ciudad, en el sentido actual de la expresión, es, en definitiva, fruto de los progresos de la ciencia. (…) Debemos señalar también que entre una ciudad grande y una pequeña no existe tanto una diferencia de grado como una diferencia de tipo”. Marcel POËTE, Introducción al urbanismo. La evolución de las ciudades: la lección de la Antigüedad. Fundación Caja de Arquitectos, Barcelona. 2011. Pág. 32, párr. 2
10. Michel DESVIGNE, El paisaje como condición previa, en Paisea 023, La gran escala. Barcelona, 2012. Pág. 10, col. 2, párr 3 a col. 3, párr. 1
11. A cincuenta años de distancia del Plan de 1967, la metrópoli está todavía por alcanzar la población prevista para el año 2000. “Si durante mucho tiempo pudo afirmarse que el crecimiento era un hecho muy positivo (cuanto mayor, mejor), desde la década de los años sesenta, cuando se planteó la polémica de los límites del crecimiento, la perspectiva empezó a cambiar. Hoy lo ha hecho todavía más, con la actual crisis global. En estos momentos, seguramente es cierto que, en algunos casos, el crecimiento cuanto menor, mejor; y en todas la situaciones, cuanto más equilibrado, mejor“. Horacio CAPEL, Las pequeñas ciudades en la urbanización generalizada y ante la crisis global. Investigaciones Geográficas, Boletín del Instituto de Geografía, UNAM. ISSN 0188-4611, Núm. 70, 2009. Pág. 13, col. 2, párr. 4 a pág. 4, col. 1, párr. 1
12. “Pueden ser núcleos de actividades industriales y de servicios, turismo y ocio, e incluso innovación y tecnología. (…) La definición de un sistema urbano de carácter policéntrico es hoy un aspecto importante de las políticas de ordenación territorial y planificación urbana, tratando de incorporar la posición del núcleo urbano en las áreas funcionales y los espacios dependientes”. Ibídem. Pág. 17, col. 1 párr. 3 a col. 2, párr. 1
13. “La necesidad y conveniencia de actuación conjunta constituye un concepto fundamental de integración socio-económica”. Fernando GUTIÉRREZ MORENO y Rubén PESCI, Programa Estatal de Desarrollo Urbano Nuevo León 2030. Monterrey. Pág. 100, párr. 1
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