Morfología del presente

Durante la última década del siglo pasado y la primera del presente se van configurando nuevas y desordenadas aglomeraciones, ahora mezcla de alturas además de funciones, ciertamente tienden a la densificación, pero sin homogeneidad, conservando casi siempre la segregación entre los edificios de vivienda y los de las demás actividades terciarias.1 Frecuentemente producen distorsiones inmobiliarias, porque las condiciones de mercado y las disponibilidades financieras de sus promotores han estado desalineadas de la demanda real de construcción. Han sido conceptualizadas como formas alternativas de inversión, con menor riesgo a las fluctuaciones del mercado financiero especulativo, y con vistas a poder inducir a posteriori los rendimientos esperados.2

Lámina 81. Monterrey desde el cerro de las Mitras. Al fondo el cerro de la Silla.
Anticipar en el mercado inmobiliario, una oferta mayor que la demanda real, inevitablemente conduce a la especulación, sobre todo porque se trata de oferta y demanda diversificadas y de promotores que hacen lo propio con sus inversiones, y con reservas territoriales importantes. La dispar densificación ha mostrado preferencia estratégica por la vecindad inmediata del río Santa Catarina, se acusa en el tramo de 12 kilómetros que separan el Puente Atirantado del Parque Fundidora. Estas concentraciones verticales presionan al desarrollo de la vialidad, que durante años había privilegiado casi exclusivamente la dirección este-oeste en ambas márgenes del río, y ahora también ha traspuesto ya la barrera de la Loma Larga, y se aferran por ambas de sus vertientes.

Por su parte, el tráfico vehicular, con dificultades continúa buscando encontrar fluidez en ambos sentidos de la dirección norte-sur a través de la selva reticular que configura la isla de la trama central de Monterrey y busca poder horadar por lo menos una vez más, el macizo pétreo de la loma.

Conseguir gestionar legalmente la excesiva fragmentación de las propiedades, o las adjudicaciones patrimoniales pendientes del núcleo central de la ciudad, aparecen también como obstáculos casi imposibles de salvar en un plazo breve. Antes se ha encontrado la forma de rodearlo.

La falta de estrategia tanto en la densificación reciente, como en el surgimiento, aun incipiente de sub-núcleos urbanos de servicios especializados, al igual que las transformaciones viales y las regularizaciones de las zonas industriales, no han conseguido mejorar, ni siquiera direccionar la recomposición del tejido de la ciudad . Se impone ahora, antes de que pueda presentarse una fractura funcional metropolitana mayor, el establecimiento de una verdadera estructuración de su territorio que, primero determine, y luego incorpore un modelo propio de desarrollo regional y urbano.

Ideal pero ilusorio sería poder establecer una estrategia en todas partes y determinar la forma y restricciones de los núcleos y reservas periféricos, a la vez que se define y resurge la ciudad central, pero el proceso para conseguir lo anterior continuaría pendiente de definir, además de que condicionaría su eficacia, contar con las herramientas que le permitieran hacer viables los planes y actuaciones. Las herramientas conceptuales, legales y de inversión, las de consenso y transformación cultural, deberían desde luego también definirse y alinearse.

Evolución de la forma urbana de Monterrey
A continuación presentaremos la secuencia del crecimiento de la ciudad tomada de los planos con los que se elaboraron en diferentes épocas y sobreponiendo su perfil al de la situación actual.

Es de notar que el crecimiento de Monterrey desde su fundación a finales del siglo XVI, hasta la parte final del XVIII, dos siglos, es insignificante, y que en los siguientes cincuenta años, hasta mediados del siglo XIX se multiplica por cinco. Durante ese período la forma de la ciudad crece preferentemente en dirección oeste entre el cauce del río Santa Catarina y el río que formaban los diferentes Ojos de Agua de Santa Lucía. Hacia finales del siglo XVII la ciudad ha crecido hasta la actual Plaza de la Purísima y cincuenta años después rebasa la avenida Venustiano Carranza hasta la base de la Loma de Chepe Vera, que hoy conocemos como el cerro del Obispado. Es a partir de la segunda mitad del siglo XIX que la ciudad empieza su crecimiento hacia el norte y el oriente, sin olvidar que cincuenta años antes se había intentado infructuosamente relocalizar el centro de la ciudad al norte de la actual Plaza de Colegio Civil.









[1] '9.- B) Para el caso de zonas o corredores urbanos con usos habitacionales residenciales y para el caso de zonas y corredores urbanos previsto para usos de comercio y servicios, la autorización específica de edificaciones comerciales y servicios, estará sujeta a su localización dentro de conjuntos o centros comerciales diseñados en forma integral en predios de dimensiones adecuadas. Conjuntos sujetos a la normatividad conducente en cuanto a estacionamientos, calidad arquitectónica, alturas, imagen urbana, anuncios e impactos en la ecología y la vialidad del sector'. Secretaría de Desarrollo Urbano y Obras Públicas. Dirección de Urbanismo y Planificación. Usos de Suelo Aprobados, San Pedro, Garza García, Nuevo León. R. Ayuntamiento 1989-1991, 10/42.
[2] 'Para el caso de grandes predios actuales sin urbanizar, si estas (sic) se planean integralmente con la infraestructura vial y de servicios adecuada y con reglamentación específica, serían permisibles alturas hasta de 36 metros y uso de suelo de hasta 5 veces la superficie del predio individual ya urbanizado. Tal sería el caso del proyecto ‘’Valle Oriente’’ y similares que construirán futuros centros y sub-centros urbanos de San Pedro establecidos por el Plan Director Metropolitano1. Secretaría de Desarrollo Urbano y Obras Públicas. Dirección de Urbanismo y Planificación. Usos de Suelo Aprobados, San Pedro, Garza García, Nuevo León. R. Ayuntamiento 1989-1991, 4/42.
[3] 'La herencia industrial en desuso plantea dos tipos de cuestiones, de naturaleza y de escala diferentes. Éstas conciernen, por una parte a edificios aislados cuya construcción a menudo sólida, sobria y de fácil mantenimiento hace que sean fácilmente adaptables a las normativas actuales, permitiendo que se presten para múltiples usos públicos y privados… Este tipo de reconversión de de edificios, algunos de los cuales pertenecen a la historia de las técnicas, precisa simultáneamente de una conservación histórica y de una economía logístic'. Choay, Francoise, Alegoría del Patrimonio, Editorial Gustavo Gili, SL, Barcelona, 2007. Pág. 200, párr. 3 y 4.

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