La regeneración del centro metropolitano de Monterrey

ENERO 2017


Hace ya varios años que inició la publicación periódica de www.metropolisregia.com. Este espacio virtual apareció con el propósito de contribuir al esfuerzo profesional y colectivo de mejorar el planeamiento urbano de la ciudad de Monterrey que, después del paso del huracán Alex (2010) había dejado a la vista muchas insuficiencias. Ahora, la ocasión para retomar la publicación de esta serie la ofrecen dos propuestas muy recientes e interesantes: se trata del proyecto de Revitalización de la Calzada Madero y su entorno, preparado por Guillermo Cortés Melo y un grupo de colaboradores, que fue presentado en la reunión de SURMAC en noviembre de 2016; y del proyecto de Transformación del Área Metropolitana de Monterrey a través de sus ríos y arroyos, que ofrece un grupo de profesionales y estudiantes dirigido por Valentín Martínez Cuellar; proyecto que recibió Mención Honorifica en el Concurso “Iniciativas Propuestas y Proyectos de Innovación del Espacio Público en la construcción del Derecho a la Ciudad”, en septiembre pasado en la Ciudad de México.

Aunque la propuesta de Martínez Cuellar está todavía en la fase de proyecto conceptual, pretende regenerar las cuencas fluviales de los ríos y arroyos, y algunos derechos de vía que cruzan por la conurbación regiomontana(Fig. 0117-1 y 0117-2). Este proyecto recuerda los esfuerzos de ciudadanos, agrupaciones de profesionales y vecinos de otras ciudades que, oponiéndose a la transformación de los cauces de los ríos en colectores de aguas residuales o autopistas, buscan convertirlos en parques públicos; y así, regenerar los ecosistemas primitivos, considerando en primer lugar el riesgo que comporta construir en esos cauces2.

Así como la propuesta de Martínez Cuellar considera la conservación o el restablecimiento del flujo del agua en los cauces y la reforestación de las márgenes, se podría diseñar los jardines como “bosques riparios especialmente concebidos para proteger a las corrientes de agua de los impactos derivados de las actividades humanas. [Pero,] la eficacia del bosque de ribera en la eliminación de la materia orgánica, los contaminantes biológicos u otros contaminantes contenidos en las aguas residuales, depende (…) del arbolado”3, que en ninguno de los casos se conservó. Por eso, al reforestar, parecería conveniente profundizar en los aspectos más técnicos del diseño de paisaje, y pensar en el ecosistema que fue destruido por el crecimiento urbano poco cuidadoso. Porque, “frente a los sistemas convencionales existe un conjunto de tecnologías de depuración extensivas, de bajo coste o no convencionales que intentan simular los procesos naturales de depuración, sin aporte externo de energía y a una velocidad natural4. Y con esas características mejorarían los niveles de calidad y el entorno urbano (Fig. 0117-3).

Clic para agrandar imagen
Figura 0117-1. Imagen de uno de los casos de la propuesta para la regeneración fluvial del área metropolitana de Valentín Martínez Cuellar y colaboradores de septiembre de 2016 
Clic para agrandar imagen
Figura 0117-2. Imagen de otro de los casos de la propuesta incluyendo una pista para bicicletas

Clic para agrandar imagen
Figura 0117-3. En esta imagen se reproducen algunas de las opciones para el tratamiento de aguas residuales mediante sistemas vegetales que pueden añadirse a la regeneración de los cauces fluviales del área metropolitana (Cfr. Revista Paisea #8 Cauces|Riverbeds, Gráficas Valiente, Barcelona, marzo 2009. Figura de la página 104) 

Por su parte, el proyecto coordinado por Cortés Melo retoma el problema de la regeneración de los barrios del centro metropolitano, y lo hace en el ámbito principalmente comercial de la Calzada Madero, conservando los importantes referentes de la arquitectura local que tiene la arteria. Pero como se propone también reconstituir el tejido habitacional, sugiere elevar la densidad de población a un promedio de alrededor 250 hab/Ha. El proyecto introduce una morfología urbana articulada: una mezcla mono-funcional de edificios comerciales sobre los alineamientos, y de plurifamiliares en los corazones de las manzanas. La propuesta es compatible con la traza histórica de Monterrey y con los paradigmas socio-culturales actuales propios del norte del país, desechando la ciudad de rascacielos que pretende imponer el modelo inmobiliario actual, porque queda fuera de la realidad económica y de las necesidades sociales de los habitantes del centro (Fig. 0117-4).

Sin embargo, conviene insistir que “el éxito de un barrio no es cuestión de la clase social que lo ocupe, de la calidad de la Arquitectura, ni de un exceso de dotaciones, sino de la intensidad y diversidad de actividades que en él se desarrollen. Es deseable crear una identidad funcional y operativa que cree distritos potenciales y huya de la ciudad átona de áreas monofuncionales. La urbanización, para lograr unidades autosuficientes dentro de la ciudad debe crear calles interesantes y animadas, trazar una red continua de construcción, ajustar la dimensión de dicha red a la del distrito, procurar que los equipamientos formen parte de la trama, de forma que creen continuidad en la diversidad de actividades del barrio”5.

Aunque se publicó hace algunos años, viene bien recordar el proyecto académico que hizo la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Miami en 2006, que fue coordinado por los profesores Javier Cenicacelaya y Carie Penabad (con la colaboración de las autoridades del Gobierno del Estado de Nuevo León, del Ayuntamiento de Monterrey y del Instituto Tecnológico de Monterrey), que ofreció diseños arquitectónicos específicos para que el modelo físico del nuevo centro tuviera “suficiente atractivo para llevar a la gente (…). A fin de mejorar el centro, la política a seguir ha de ser la densificación (…). Densificar incrementando la altura de los edificios, el número de pisos; de este modo, la ciudad será por un lado más urbana, y por otro, la densificación permitirá introducir más espacios públicos al aire libre, de los que el centro anda muy escaso. (…) Los proyectos toman la manzana como la unidad para acciones futuras; esto significa tener en cuenta las dimensiones de la manzana, por una parte, y una altura dada de, por lo general, planta baja más cuatro pisos. En los casos de las manzanas con fachadas a anchas avenidas, el número de pisos puede ser incrementado hasta ocho” (Fig. 0117-5).

Por eso, es una excelente idea que la remodelación de la Calzada Madero sea el detonador para el rescate del centro metropolitano, como proponen los autores del proyecto. Hay suficientes razones técnicas que sustentan las propuestas, pero también profundas razones históricas. Porque la Calzada de la Unión, como se llamaba inicialmente la Calzada Madero, aparece ya en los planos de Monterrey desde la última década del siglo XIX; al oriente comenzaba en la calle Lerdo de Tejada, rematando al oeste en la Plaza de Armas, que estaba contenida por las calles Arteaga y Reforma, Álvarez y Porfirio Díaz. La calzada era la estructura de circulaciones principal del Repueble del Norte, que se intersectaba con la Calzada del Progreso, Avenida Pino Suárez, en el monumento que se construyó para conmemorar el centenario de la Independencia de México(Fig. 0117-6).

Clic para agrandar imagen
Figura 0117-4. Imagen del proyecto de regeneración de la Calzada Madero de Guillermo Cortés Melo y colaboradores; que, conservando las funciones existentes, amplía la superficie de tráfico peatonal, la reforesta y habilita un carril para bicicletas protegido del arroyo vehicular (Cfr. Presentación Calzada Madero versión extendida de noviembre 12, 2016)
Clic para agrandar imagen
Figura 0117-5. La imagen reproduce una de las alternativas arquitectónicas de vivienda plurifamiliar para el desarrollo del nuevo centro compacto y multifuncional de Monterrey (Cfr. Monterrey, Redefining the urban center Redefiniendo el centro urbano. University of Miami School of Architecture, GZ PRINTEK, España, 2006. Imagen de la página 113
Figura 0117-6. El proyecto de Cortés Melo y colaboradores, además de la restauración del Arco que conmemora la Independencia, propone una mejor solución a la intersección de la Calzada Madero y la Avenida Pino Suárez


Pero es importante destacar que la retícula ortogonal del Repueble del Norte de Monterrey fue trazada hasta la Avenida Colón, y que al final del siglo XIX al norte de ella se desarrolló aceleradamente la pujante zona industrial de la ciudad, sin que aparentemente hubiera existido alguna previsión adicional del planeamiento. Por eso, es muy significativo que el rescate urbanístico de nuestra metrópoli se inicie por ese mismo lugar, restableciendo el derecho de sus habitantes a vivir en una ciudad ordenada. Porque en el plano de la ciudad de Monterrey de 1894 (Fig. 0117-7), se observa que la estructura urbana ya había dejado de ser homogénea y tenía tres secciones muy diferentes: al centro estaba la ciudad antigua, cuyo entramado había consolidado la tradición de las fundaciones novohispanas junto con diversas condicionantes del entorno. Que era abrazada por las dos partes de otra sección estrictamente reticular, la que se trazó al final del siglo XVIII y durante el XIX con la orientación geográfica; y, finalmente, que una tercera sección reticular aislada, condicionada por la parcelación de las propiedades particulares e industriales y las vías de ferrocarril, el Repueble de Bella Vista, iniciaba la expansión residencial suburbana.

De estas tres secciones, que representan otros tantos paradigmas de la ciudad, nos vamos a ocupar en las siguientes publicaciones en orden cronológico, porque explican el origen y las características del Monterrey actual, y porque además están relacionadas con ciertos aspectos socioeconómicos y cultuales que se comparten con otras muchas ciudades, sobre los cuales nos interesa reflexionar.

Clic para agrandar imagen
Figura 0117-7. Plano de la Ciudad de Monterrey de 1894, de Florentino Arroyo y Ramón Díaz


1.  Los ríos Santa Catarina, La Silla y Pesquería; los arroyos El Obispo y El Capitán al poniente; y Topo Chico, El Águila, Conductores y Talaverna al norte del centro metropolitano
2. Se puede recordar el caso del cauce del río Turia en la ciudad de Valencia. “Hoy en día el parque del Turia es un río verde, (…) lugar de encuentro, espacio de recreo y constante flujo de corredores, ciclistas y paseantes. Un río sereno cuando los diseños han respetado su esencia, y paciente cuando edificios y museos han cimentado sus entrañas sin razonar que algún día la naturaleza podría devolver las cosas a su lugar. Al fin y al cabo, el éxito del jardín ha sido poner en positivo un lugar que se había vuelto oscuro en la memoria de los habitantes de la ciudad”. Tito LLOPIS, El jardín del Turia (recuerdos desapasionados, 1985-2008). Revista Paisea #8 Cauces|Riverbeds, Gráficas Valiente, Barcelona, marzo 2009. Pág. 74, col. 3, párr. 3
3. Juan MANZANO JUÁREZ y Antonio D. DEL CAMPO GARCÍA, Restauración y depuración de cauces mediante humedales. Revista Paisea #8 Cauces|Riverbeds, Gráficas Valiente, Barcelona, marzo 2009. Pág. 103, col. 1, párr. 4 a pág. 104, col. 2, párr. 1
4. Ibídem. Pág. 104, col. 3, párr. 4
5. Luque Valdivia, José. Constructores de la ciudad contemporánea. Cie Inversiones Editoriales Dossat 2000. Pág 498, párr. 5
6. Javier CENICACELAYA y Carie PENABAD, Monterrey, Redefining the urban center Redefiniendo el centro urbano. University of Miami School of Architecture, GZ PRINTEK, España, 2006. Pág. 13, col. 2, párr. 2 a pág. 15, col. 2 párr. 2 
7 . La remodelación de la estructura de circulaciones debe ser una de las prioridades de la transformación del centro metropolitano. En contraste a lo que sucede en ciudades como Guadalajara, como ha explicado Javier de la Fuente, en Monterrey “no se están promoviendo obras de movilidad alternativa (…). De los recursos del Fondo Metropolitano en el 2016 (aproximadamente 900 millones de pesos), le dedicaron el 70 por ciento a reparar baches” (Cfr. El Norte, domingo 4 de diciembre de 2016, Monterrey, N. L: México. Pág. 1, col. 6, párr. 1-3